«Deseo que me
recuerdes como tú me conociste y no que veas en lo que me he convertido»
LANCASTER, B.
La frase
que da título a este artículo no es sólo una divertida rima usada años atrás o
un fantástico álbum de los míticos Hombres G, sino que Burt Lancaster fue un
gran actor estadounidense que murió hace
unos veinte años y merece que le recordemos.
De joven,
acompañado por su físico, dedicó su vida laboral al circo, donde fue un gran acróbata hasta que una lesión puso fin a
su trabajo allí.
Después
de esto, participó en los Camp Shows[1]
durante la II Guerra Mundial, hecho que le consiguió una prueba para una obra
teatral en Broadway. Tras su
éxito obtuvo en 1946 su primer papel en el cine, en la película Forajidos, donde compartió cartel con Ava
Gardner. A partir de esto, realizó a cerca de ochenta y nueve películas más que
le convirtieron en ganador de un Óscar,
premio para el que fue nominado en tres ocasiones más.
El final de su
carrera llegó cuando se tuvo que jubilar por problemas de salud, aislándose
incluso de sus mejores amigos y pronunciando frases como la que vemos en el
encabezado de este artículo. Cuatro años después de su aislamiento, en 1994,
muere a los ochenta años a consecuencia de un infarto de miocardio.
De muchísimos
actores se puede decir que han tenido un declive a lo largo de su ocupación,
mas no es el caso de Lancaster, que tuvo éxito hasta en una
de sus últimas películas, Atlantic City,
gracias a la cual fue nominado a los premios Óscar.
Artículo escrito por Irene Avilés López.
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