De manera continuada, occidente en su plena extensión es acusado ilícitamente de hallarse en una etapa post-modernista, caracterizada por una concepción filosófica de la vida con alto grado de pesimismo, indiferencia, individualismo, culto a la tecnología y al futurismo. Asiduamente instituciones religiosas de gran relevancia internacional, manifiestan su descontento ante tal proceso occidental, en el cual los valores morales tradicionales permutan.
Evitaré cautelosamente con el mero objetivo de no herir sensibilidades diversas, aludir a los grupos o instituciones que predican sin cese una concepción vital arcaica e ineficaz contemporáneamente. La ilustración transformó profundamente a la sociedad occidental, dotándola de nuevas miras hacia el futuro y hacia la autoconcepción del ser humano, libre y capaz de disipar aquella eterna nube oscura de superstición y fantasía. El ser humano estaba preparado para dar prioridad a la razón, y con ella escalar las montañas más complejas e imposibles, antes nunca frecuentadas.
Con los años aquel siglo de las luces ha ido evolucionando favorable e inesperadamente, concediéndonos tanto entusiasmo como decepción. Entusiasmo debido a todos los descubrimientos que han tenido lugar y a todas las metas a las que hemos logrado llegar. Los retos más inalcanzables han sido alcanzados transportándonos al “tiempo del futurismo”, una construcción gramatical que define a la perfección el tiempo actual. Una etapa en la cual, la ciencia ficción más disparatada se hace realidad, y donde el poder de la mente humana como creadora y descubridora se adentra en un progreso continuo y sin límites concebibles. El instante donde el ser humano toma conciencia de su poderío, y se percata de la futura posibilidad de regir la naturaleza y el universo.
Obviamente algunos de ustedes indignados en este preciso momento, anhelarán que como justo redactor que me considero, deba exponer las partes no tan positivas del “tiempo del futurismo”. Evidentemente tal proceso futurista comporta algunos aspectos negativos, y sin necesidad alguna de ejemplificar, sintetizaré todos los puntos adversos posibles de manera genérica y resumida mediante este humilde enunciado: “Un gran poder precisa de una gran responsabilidad, y no todo el poderoso nace responsable”.
No obstante, reiterando lo expresado en párrafos anteriores, las voces críticas de esta época, que aluden usualmente a épocas pasadas como ampliamente superiores moral y filosóficamente en aspectos esenciales concernientes al ser humano, erran abismalmente, porque además de estar perniciosamente equivocados, profieren tales afirmaciones ideológicas con objetivos puramente egoístas, pues requieren de tales concepciones amañadas para alcanzar sus fines particulares.
Ustedes sostendrán que calificarlos de “equivocados” responde a criterios subjetivos, por lo tanto tal calificación no es un criterio irrefutable. Sin embargo me temo que tal valoración efectuada en el párrafo anterior es verídica pues afecta a las opiniones de los “equivocados” referentes a asuntos vitales que pueden ser constatados y así quedará evidenciado para ustedes que el adjetivo que les he asignado es legítimo en su pleno significado.
Me siento con el valiente deber de corregir la descripción que ha sido difundida en torno al post-modernismo o “tiempo de futurismo” en terminología propia. Debido a tal sentimiento, y siendo ustedes conscientes de mi afición por las “máximas” (enunciados explicativos literariamente perfectos), les explicaré con el siguiente postulado que es objetivamente el post-modernismo o “tiempo del futurismo”: “Etapa tecnológica y confortablemente avanzada, productora de individuos generalmente motivados por el deseo de felicidad y placer, valoradores de todo lo que produce tales deseos, indiferentes ante lo que comporta esfuerzo, contrarios ante lo que entraña sufrimiento y ampliamente diferentes entre sí”.
Aunque con tal máxima queda perfectamente clara la definición para las mentes clarividentes o trabajadoras, creo conveniente ilustrar mediante ejemplos tal definición para las mentes perezosas o cansadas.
1º ejemplificación del concepto post-modernismo o "tiempo del futurismo" mediante descripción del modelo humano actual:
-El modelo de persona corriente de hoy en día es consciente de todo lo existente para disfrutar del placer y la felicidad por lo que escoge dedicaciones laborales y ociosas que no le comporten mucho esfuerzo y que le permitan gozar de felicidad y placer. Este modelo de persona contemporáneo se entusiasma por los continuos avances científicos y tecnológicos. Sus valores morales suelen ser aceptables, presentando virtudes como la caridad, la compasión y cierto respeto a las tradiciones propias de su lugar de nacimiento. Las creencias religiosas son escasas y decaen continuamente por su incompatibilidad con el presente, aunque los mensajes positivos extraídos de diferentes cultos religiosos son tomados en cuenta por el modelo de persona corriente. Este modelo de persona se caracteriza por su singularidad respecto al resto, pues en contraposición a pasadas épocas, las diferencias entre modelos personales son abismales. Y para concluir con este ejemplo descriptivo me gustaría señalar cuál es el rasgo más característico del modelo de persona de esta época, la heterogeneidad de los individuos.
Evidentemente, esta descripción de la persona contemporánea es ampliamente genérica siendo su esencia la imprecisión, pues existen infinidad de modelos de personas en la actualidad. Sin embargo todo modelo de persona nacida en los últimos veinte años del siglo XXI y adelante presenta alguna de las características descritas en el ejemplo. Aunque reitero nuevamente que tal ejemplo no pretende en manera alguna homogenizar al humano propio de esta época y de occidente, pues la distinción absoluta entre individuos actualmente es mayor que en cualquier época anterior.
El presente artículo es válido en toda su extensión exclusivamente para la sociedad occidental contemporánea.
1 comentarios:
Socio tas hexo un maquinon, del 1 al 10 t dy un 9!
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