sábado, 14 de enero de 2012

 Re-publicación mensual

Tengo el gran placer de presentarles la primera escuela totalógica online, un centro de aprendizaje en línea donde los más aptos podrán adquirir los conocimientos necesarios en aras de convertirse en los científicos del mañana, los totálogos.

En este primer artículo abordaremos desde el método totalógico, una serie de cuestiones que comenzamos a plantearnos a temprana edad, preguntas irrespondibles hasta la fecha, pues precisan de aclaraciones totalógicas, no meramente científicas o religiosas. Ciertas personalidades competentes osarán desvirtuar a esta nueva ciencia del todo, calificándola de pseudocientífica, mas no se detengan en su camino, obvien tales consideraciones inválidas, fruto de la supina ignorancia.

El correcto y adecuado uso de la mente humana nos conducirá a certezas universales solo alcanzables mediante la razón más logica. Léase mi conclusión en el predecesor artículo acerca de la autosuficiencia mental para el correcto entendimiento conceptual de lo aquí expuesto.

Adentremonos en una de las preguntas que en todo ser humano aflora, ¿Existe un ser superior, responsable de la creación del todo?

Empleando el método totalógico afirmaremos que tal pregunta es fácilmente contestable, pues someramente hemos de extraer el dogma religiosa de Dios y la científica explicación del universo. De la combinación de ambas teorías hallamos la respuesta. Dios, no es más que la representación humana del Universo en toda su grandeza, por lo tanto responderíamos a la pregunta afirmando que efectivamente existe un ser superior desde nuestra lente por la cual vemos y analizamos la realidad, distorsionada en cierta manera por nuestra obligada subjetividad humana.

Prosigamos con otra cuestión, ¿Por qué existimos en lugar de no existir?

La respuesta es breve y concisa, existimos debido al principio de finalidad, por el cual toda materia en el universo tiene una concreta finalidad que ha de cumplir para poder dejar de existir como tal y comenzar así otra parte del eterno ciclo.

Y sigamos con otra cuestión relacionada con la predecesora, ¿Para qué existimos?

Existimos para desempeñar finalidades concretas, como bien he destacado en la anterior pregunta. La misión de toda materia es seleccionada por ésta misma, de manera consciente en el caso de seres complejos, capaces de pensar, e inconscientemente por materia impensante.

,abordemos más cuestiones ciertamente vitales, ¿existe la vida después de la muerte?

Una vez que nuestro cuerpo físico cesa en su actividad, nuestra alma o esencia torna a unirse al gran Todo, transformándonos en ser abstracto y místico, formando parte inseparable de los arquetipos de perfección sublime que nuestra alma o esencia ha aspirado y anhelado durante la vida sensible.
 
Este artículo es extensible, en breve proseguiremos adhiriendo nuevas cuestiones vitales contestadas mediante la ciencia totalógica.

Jesús Kuicast

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