Canadá huele a norte y a agua.
Perderse en sus bosques infinitos es como ser protagonista de un
cuento infantil, como si los árboles, la hojarasca o los musgos que
cubren los troncos muertos, pudieran susurrarte al oído y te
incitaran a adentrarte hasta lo más profundo para encontrar el
espejismo de un lago inesperado.
El crudo invierno
da paso a una esplendorosa primavera y la nieve al derretirse, va
dejando que sus ciudades poco a poco vayan emergiendo de su letargo
invernal, mostrándose vivas y alegres, como Vancouver en la costa
oeste, Toronto a orillas del lago Ontario, Montreal y Quebec con su
cultura francófona…
Guardo en mi retina un país de
paisajes perfectos y en mi memoria gente dinámica y de mente
abierta
Lucía Sevila
0 comentarios:
Publicar un comentario