Era una tarde de domingo
cualquiera, muchos habían osado rechazar mi tentadora oferta de asistir al cine
en aras de visualizar la nueva película de Christopher Nolan: Interstellar.
Muchos me advertían con vehemencia que el film que me aventuraba a visualizar
no cumplía con las expectativas que esperaba, no hesitaron lo más mínimo en
afirmar que pasaría tres horas de pura indiferencia. Sin embargo, a pesar de la
influencia externa humana, en mi interior algo me susurraba sutilmente que
fuese al cine y viese sólo y exclusivamente tal film. Por consiguiente,
haciendo caso a mi instinto, determiné llamar a mi madre para que me acompañase
al cine, pues ambos compartimos el amor por el séptimo arte, y estábamos
dispuestos a arriesgarnos a ver "Interstellar". La sala estaba
repleta de gente, todos anhelantes por visualizar la última obra de arte del
afamado director cinematográfico Christopher Nolan. Jóvenes, maduros y vetustos
esperaban en sus asientos el inicio de la película mientras disfrutaban de unas
deliciosas palomitas dulces o saladas. En mi caso particular me decanté por las
palomitas dulces, pues su sabor azucarado es una delicia para el paladar de un
goloso como yo. Mi madre se centró en proseguir mandando whatsapps, atenta a su
smatphone. Yo estaba expectante, pues pronto comenzaría el film que durante
tanto tiempo había estado aguardando.
Las luces se apagaron y dio comienzo el espectáculo visual.
La película comienza mostrando un panorama terrestre desolador. Grandes planos
de paisajes desolados por la desertización. Una familia que intenta vivir con
normalidad en un escenario apocalíptico, pues el mundo ha caído y cada vez son
menos los supervivientes. Gigantescas tormentas de polvo contaminan los
pulmones de los últimos terrícolas. Un padre que abandona a sus hijos se dirige
al espacio interestelar en busca de nuevos planetas similares a la tierra, con
la utópica esperanza de encontrar un mundo similar al nuestro: un nuevo lugar
para una humanidad consumida por su desmesurada ambición. El film es una
magistral clase de física cuántica. El tiempo juega un papel fundamental en
esta obra, pues se expone de manera explícita el dilema espacio-temporal. Los
que viajan por las estrellas y se adentran en agujeros negros desafían las
leyes conocidas para vivir una experiencia desconcertante. El drama cósmico es
la piedra angular del entramado argumental. Ciencia y religión llegan a unirse sincréticamente
para demostrar que sólo sabemos que no sabemos nada.
Seres diminutos perdidos en un laberinto infinito de
existencias.
El amor, sólo el trascendental sentimiento divino podrá
salvar las distancias abismales que separan a un Padre de su hija. ¿El amor
paterno-filial podrá sobrepasar las leyes físicas del universo?
Artículo escrito por Jesús Kuicast.
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