domingo, 30 de mayo de 2010

Estimados lectores, tiempo atrás ya comencé con mis exposiciones filosóficas que tenían como claro objetivo la demostración de la no existencia de Dios. Tras meses de algunas reflexiones, de complicadas meditaciones, se ha formulado en mi mente un método didáctico por el cual estaré capacitado a la perfección para explicarles tal aguda cuestión. Empecemos pues por la exposición de las dos evidencias de la no existencia del ser perfecto superior. Abordemos las dos evidencias:

1)La naturaleza, fuente de credibilidad: desde nuestro nacimiento, observamos como en la naturaleza no es perceptible tal ser llamado Dios. Nunca podemos palparlo, y cuando cuestionamos acerca de él no encontramos más solución que el acto de fe. Siendo esta una respuesta sin argumento. Ej: Una persona muere en un accidente, observamos que la consecuencias de tal desenlace pueden ser diversas, pero todas naturales, dentro del error natural. Si intentamos buscar una causa sobrenatural, incurriremos en la creencia y en la explicación obligatoria a la que nos sometemos para no aceptar la crudeza de la realidad.

2) La lógica, fuente de racionalidad: cuando comenzamos a meditar acerca de como es posible la existencia del ser perfecto, rápidamente descubrimos que no tiene explicación, nuestra lógica actúa de forma evidente, la no existencia de Dios, es un axioma (2+2=4, Dios no existe). Sin embargo el hombre se obstina en inventar su existencia basándose en la fe, herramienta mágico-social de carácter arcaico.

En la Edad Media, miles de situaciones y de acontecimientos no tenían explicación alguna, la causa de esos efectos inexplicables era Dios, pues en las gentes de aquella época actuaba el pensamiento mágico. Paulatinamente, la civilización junto con la mentalidad avanza, arribando a explicaciones perfectamente lógicas que destruyen las teorías mágico-sociales. En la actualidad, la ciencia ha logrado herir tan profundamente a la religión, pues ésta ya no goza de credibilidad lógica, solo mantiene en sus fieles una credibilidad mágica. No obstante, se experimenta un extraño fenómeno, la conciliación entre la religión y la ciencia. Al hacer esto, los mismos fieles desangran su creencia, pues la ciencia aparta a la fe, apostando por la lógica.

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