martes, 19 de julio de 2011

Honorables lectores, es para mi un pleno placer, exponerles atentamente mi última reflexión acerca del Fútbol. Consciente soy pues del delicado asunto que me dispongo a tratar, mas les he de expresar mi más profundo parecer sin temor alguno, pues el profundo razonamiento es producido por la libertad, importante factor para la arribada a la correcta conclusión.

Como obviamente conocen ustedes, mi opinión acerca del "balompié" no es altamente positiva, por consiguiente supondrán correctamente por que camino se dirige mi humilde reflexión. El fútbol, un deporte seguido por millones de personas, y no exclusivamente como pasatiempos es tomado, sino de religión es calificado por algunos burdos que osan creerse inteligentes. Una práctica que focaliza el interés mundial, rige la vida cotidiana de infinidad de congéneres, todo esto ciertamente siniestro y triste, pues todo lo conllevado por esta disciplina vulgar resta tiempo de admiración y aprendizaje a las verídicas ciencias. Y no tergiversen mis palabras pues el fútbol como negativo jamás podría interpretarse, sin embargo al invadir otros espacios vitales se transforma en pérfido intruso. Compuesto sin duda alguna para la distracción de las masas, alejando vilmente a estas de los asuntos quizá cruciales mundial y universalmente tratando. Sus participantes son elevados a los altares de la humanidad, reverenciados y originados caudillos repentinamente, injustos avariciosos del poder económico y moral para sentirse superiores al resto de los mortales, seres propios de la mitología griega. Desconcertado me siento y apenado por la rebaja intelectual que todos estos actos constituyen definitivamente. No sea malinterpretado por los futboleros, que como deporte o afición lícito es, mas solamente tal cosa pues.

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