Es el momento de relajarme. Todo a mi alrededor es gris…miro hacia dentro y solo veo fango…está oscuro….no sé que hacer….Todo parece estar en contra y mis mente no parece entender.
Es momento de abrir mis sentidos
internos; dejar mi mente descansar de ese bucle incesante que no me
lleva sino a hundirme más.
Entonces respiro…hondo y
profundo….le imprimo el ritmo del mar con su vaivén de las olas y
permito a mi respiración expandirse…llenar mi cuerpo.
Todo empieza a cambiar; es la
grandeza de lo simple: aquieto mi respiración y le siguen mi mente y
mis emociones. Porque en realidad todo es lo mismo no hay separación.
Observo mi respiración y salgo de
la inercia de la costumbre para percibir la chispa divina en mí en
ese inhalar para llenarme del universo y exhalar para permitir que el
universo se llene de mí.
Y visualizo esa flor de loto que,
con largas raíces hundidas en el fango emerge plena de color y
belleza; y así me pregunto ¿de qué color es mi flor de loto que
veo salir de este barro oscuro?
Así sé que todo tiene un “para
qué”, una lección oculta, un aprendizaje que hará que mis alas
crezcan y se expandan para volar más alto.
Y mientras la flor de loto emerge
fruto de mi comprensión, respiro con el mar y confío;
Porque siempre tras el invierno
llegó la primavera
Mariví
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