martes, 7 de enero de 2014


Vivir en la incertidumbre del que explora es lo que micorazón humanollama  arriesgarse.

No habría evolución en ese niño ávido de experiencias si no tratara de ver y experimentar todo aquello que nunca antes conoció.
Elijo vivir cuando acepto saltar a ese lugar, que, desconocido, me conduce a nuevas vivencias donde podré conocerme más.

La comodidad y el conformismo son un dulce veneno a mi chispa vital, a mi alegría de vivir, a mi aprendizaje.
Pisar siempre terreno conocido me impide progresar. Porque “si hago lo que siempre he hecho obtendré lo que siempre he obtenido”….
Saltar al amor, elegir arriesgarme es entender que nada es eterno porque los aprendizajes se suceden uno tras otro. 

Llegado el final de la lección, agradeciendo lo vivido,me despido con la satisfacción de haber tenido esa experiencia
No hay mayor tristeza que la del transeúnte que, con sus piernas paralizadas, intuye que tras la espesura del bosque se abren millones de expresiones de vida.
Cuando elijo entrar en lo desconocido, los fantasmas del miedo y la duda desaparecen ya que no encuentran alimento en mí.

Ante la angustia paralizante, camino, avanzo, transito. No habrá lugar para el aburrimiento ni la desgana, ya que todo se convertirá en un fascinante viaje donde  las sorpresas me mantendrán en un rejuvenecimiento constante porque estaré en eterno contacto con mi niño interior, con aquel que bebió del elixir de la eterna juventud.


Mariví

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