miércoles, 29 de enero de 2014


Todas mis verdades las hago mías desde la experiencia. Mi mente elucubra realidades, divaga, inventa, supone…y lo que yo creo que es mi verdad se consolidad una vez experimentada.

Una verdad es algo profundo que siente mi corazón. Y el maestro que en él habita da su consentimiento solo si lo he comprobado en el diario vivir.

Amar es el pilar de la existencia humana. Yo lo sé no porque Jesús lo dijera; ni tan siquiera porque una institución religiosa lo respalda…sino porque en mi humano transitar lo he comprobado.

Seguir a un maestro, a un Gurú o a una religión puede darnos dirección y también instalarnos en la zona de comodidad que supone el que todas mis verdades vengan de fuera. Vivir es experimentar; y en esta escuela terrenal en el que se desarrolla nuestra existencia, compruebo todo para hacerlo mío.

Es el Amor un principio sublime…pero en nombre del amor me he llegado a anular a mí misma por no ponerles límites a los demás para así sentir desarmonía y desasosiego. Por eso, configuro las realidades experimentando, permitiéndome transitar experiencias…Los grandes principios de la existencia son conceptos abstractos; he de concretizar para comprender en mi vida cotidiana.

Y así me permito equivocarme; porque el camino me lleva hacia mí misma primero descubriendo lo que no soy y lo que no me pertenece.

Mariví

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