martes, 11 de marzo de 2014


Un legendario actor porno retirado, Milos, acepta una última oferta de trabajo de un extraño director de cine, Vukmir, que le invita a grabar una película pornográfica artística para ricos excéntricos que pagarían mucho dinero por verla. El primer día de la grabación no se le asigna un guión al protagonista, sino que mediante un pinganillo en su oreja se le indica lo que debe hacer.


Sin duda, en los muchos años que llevo de ver cine "bestia", tal vez porque soy una persona sensible en el fondo, esta es la película que más me ha podido impactar, simplemente por la depravación mental a la que llegan. Según su director, Srđan Spasojević y el guionista Aleksandar Radiojevic la película es una crítica al cine serbio que, según dicen, es anodino, políticamente correcto y financiado siempre por productoras extranjeras.

Cuando Milos lleva un rato grabando, una niña resulta estar involucrada en una de las escenas, por lo que éste se niega a seguir grabando, alegando que él no quiere que haya niños envueltos en ese tipo de cine. Es entonces cuando Vukmir le muestra lo que él cree que es el cine pornográfico del futuro, empezando por la violación a un recién nacido, directamente sacado del horno y pinchado en el palo, como un shish kebab. Más o menos en ese momento fue cuando tuve que parar la peli, encender la luz, dar una vuelta por la habitación y volver a ponerla. Tal vez si no tienes instinto materno que herir, no tengas que parar ni un segundo.

Por supuesto, la película ha sido censurada y mucho motivo de polémica desde su estreno en 2010. Fue proyectada en el festival de Sitges una sola vez, pese a que habían programadas tres proyecciones esa misma semana. Por supuesto, tras esa proyección la mayoría de gente pedía al festival que rechazara la película y condenase el uso de imágenes explícitas de violencia, abusos y tortura contra menores. Finalmente, la proyección de la película fue cancelada en varios festivales de cine más debido a la gran polémica e incluso Ángel Sala, director del festival de Sitges, fue imputado en 2011 por un delito de exhibición de pornografía infantil.

La película no sólo ha sido polémica entre instituciones, el público la ha criticado bastante calificándola de cutre y excesiva. En mi opinión, si una película de bajo presupuesto no tiene un punto de cutrez en alguna parte, no tiene el mismo gusto, es obvio que no es una superproducción hollywoodiense y, como su propio nombre indica, el presupuesto no es demasiado grande. En cuanto a la excesividad, depende. Yo opino que no es excesiva, es retorcida y bastante siniestra, pero sabiendo el argumento de la historia no me parece en absoluto excesivo, me parece de hecho una idea bastante aproximada de lo que podría pasarle al director, Vukmir, por la mente.

Una película brutal no recomendada para personas con poca tolerancia o demasiada sensibilidad.



Plague


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