sábado, 5 de abril de 2014


España necesita un cambio. Uno de verdad. No un remiendo hecho por políticos asustadizos más preocupados de su imagen que de las necesidades reales de nuestra Nación. Un cambio. Una solución a un sistema acuciado por sus defectos. Defectos que se han ido tapando, ignorando o que simplemente se han mantenido porque interesaba que existieran.
Es necesario proponer  una nueva forma de actuar que priorice siempre los intereses y necesidades de España, dejando a un lado conveniencias electorales, partidistas o regionalistas. Ya está bien de escuchar palabras vacías, tónica general a lo largo de demasiados años de decadencia brutal. A los españoles les invade la desesperanza cuando ven como nadie tiene el valor para encarar de forma seria, valiente y responsable las crisis de España. Y digo crisis, porque no vivimos solo una crisis económica. Estamos ante colosales crisis sociales, institucionales, democráticas, de valores…

Gracias a Helios y Sapentia, comienzo una andadura donde pretendo romper esquemas. En épocas turbulentas, como la que nos ha tocado vivir, la gente tiende a reafirmarse en ideas erróneas, buscando soluciones donde no las hay y acercándose a tendencias ideológicas que prometen al pueblo todo lo que le gustaría tener, por muy alejado que esté de la realidad. Es inevitable que los comportamientos irresponsables se arremolinen en torno a la crisis buscando sacar tajada de una u otra manera. Podría arremeter contra personajes políticos y partidos que se comportan así, al igual que podría criticar a todos aquellos ciudadanos que abordan asuntos políticos y sociales de manera superficial e inconsciente. Pero no es lo que pretendo en este artículo.

Mi intención no es únicamente señalar los problemas, tal y cómo he hecho al principio. Tampoco voy a decir lo que a la mayoría le gustaría escuchar. La clave en el análisis político es hacer que el lector se replantee las cosas, lograr que adquiera distintas perspectivas de un asunto o al menos, llamar su atención con diagnósticos y remedios alejados de su propia percepción. Siempre resulta más accesible poner en cuestión ideas que principios. Si con mis argumentos no logro hacer tambalear unos cimientos ideológicos, tarea ardua cuanto menos, me daré por satisfecho si como mínimo derrumbo algunos de los planteamientos políticos concretos que nos acechan actualmente.

Para mí, España es lo primero, lo segundo y lo tercero. Después viene todo lo demás. El espíritu patriótico (que tanta falta hace) es mi principal seña de identidad. Lo normal sería que este fuera el principal nexo de unión con la mayoría de lectores, pero en este país, nada es normal ahora mismo. Y por ese motivo estoy aquí, dispuesto a señalar y a proponer.


Artículo escrito por Adrián Nicolás Doblas

0 comentarios: