sábado, 10 de mayo de 2014


La cercanía de las elecciones europeas, cuya campaña electoral ya ha comenzado, ha reactivado o intensificado algunos debates y aspectos sociopolíticos de cierta relevancia. He querido centrar hoy mi atención en un dato revelado por la última encuesta del CIS sobre la abstención política.

Según el sondeo, un 23,8 % de los ciudadanos tiene claro que no acudirá a votar en las próximas elecciones y un 20,6 % aún no lo ha decidido. Por tanto, estaríamos hablando de unos niveles de abstención cercanos al 45 %, casi la mitad del electorado.

Bajo mi juicio, el tan generalizado “movimiento abstencionista” es incomprensible. En esta corriente encontramos personas con motivaciones muy variadas, pero yo destacaría dos grupos: uno formado por aquellos que no tienen ningún interés en la política, están totalmente desinformados y no acuden a votar por pura indiferencia, y otro en el que se incluye toda esa gente desilusionada, indignada o frustrada con la situación actual que se niega a ir a votar al no sentirse representada por ningún partido o como muestra de rechazo al sistema.

La democracia, que tantos derechos otorga al ciudadano, conlleva también una serie de obligaciones que en este país muchos tienden a pasar por alto. Que la soberanía esté en manos del pueblo implica tener derecho a voto, pero entraña también una obligación y una responsabilidad enorme. Esa obligación es acudir a las urnas, asumir la responsabilidad de decidir quién queremos que gobierne nuestra Nación y gestione lo público, lo que es de todos.

Es conveniente que los españoles abandonen esas actitudes abstencionistas. No me parece correcto la actitud pasota hacia la política, y más teniendo en cuenta que lo que se decide es el futuro de todos, incluido el propio. Pero tampoco estoy de acuerdo con aquellos que muestran su descontento no votando. Ese descontento hay que plasmarlo en las urnas, acudiendo a votar, utilizando los métodos que la democracia nos ofrece.

En estas elecciones, los ciudadanos tendrán una gran cantidad de partidos entre los que elegir, de todas las ideologías y con propuestas diversas. Elegir de manera responsable a aquellos que van a configurar el Parlamento europeo es vital, puesto que ya conocemos la gran interacción existente entre la Unión Europea y los estados miembro y la influencia que tienen las políticas marcadas por la unión en nuestras vidas

Desde aquí, animo a todos los españoles a asumir su obligación de decidir. Si de verdad valoramos la democracia, habrá que demostrarlo involucrándonos en ella. Si no, este sistema no tiene sentido. 

Artículo escrito por Adrián Nicolás Doblas.

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