Oh! Cuánto gozo y alegría siento pudiendo comunicarme una vez más con mis amados y gloriosos lectores, hijos de la mismísima Minerva. Estimados seguidores, en el día de hoy he tomado la firme y clarividente determinación de opinar sobre un asunto que me estremece de manera colosal. Sus excelencias se cuestionarán con faces estupefactas de qué asunto pretendo ocuparme hoy. Señorías, la legalización de la marihuana en muchos países es un hecho. Esta droga aturdidora, capaz de provocar la neurodestrucción más nociva conocida por el ser humano, está aceptándose en el marco de la legalidad.
Los grandes conspiradores del nuevo orden mundial pretenden anestesiar a la humanidad, sus objetivos oscuros precisan de un "atontamiento global". Como bien recordaran los versados en literatura, Aldous Huxley, el gran autor del célebre libro, "Un mundo feliz" vaticinaba en su novela que en el futuro los controladores del planeta implantaría una suerte de medicina, de droga legal, que produciría efectos de felicidad y "docilidad borreguera" en los consumidores de la misma. Lo que el autor pronosticó a principios del siglo XX se está convirtiendo en una realidad lamentable y alarmante. Los avanzados mental y espiritualmente fueron, son y serán un obstáculo para "los malvados de corazón". Malhechores deseosos de mover los hilos del mundo, individuos perversos y presuntuosos que con palabras bañadas en miel cautivan al mundo. Sin embargo, estos sucios insectos sólo anhelan existir como "seres superiores", subyugando al resto de sus hermanos humanos.
La coyuntura es propicia para el trágico comienzo de la legalización de la droga estrella. Un mundo constituido por una juventud y senectud perdidas, que desesperadamente buscan refugio y consuelo en la terrible "alteración de la conciencia". Las breves décadas del "estado del bienestar" han cesado para siempre. Dos bandos tremendamente distanciados vuelven a establecerse, los acaudalados y los pobres. Pero a ambos bandos interesa tenerlos controlados por medio del sutil control tecnológico y de la consumición de "la droga de la felicidad". Algunos están contemplando como sus ilusiones más imposibles comienzan a ser posibles. Frases como "voy a comprar unos gramos de marihuana" serán escuchadas habitualmente, y no sorprenderán a nadie en unos años.
Vuestras neuronas desaparecerán, y con ellas el poder y la salud mental. Seréis borregos al mando de caudillos malignos. Nunca podréis elevar vuestras conciencias y convertiros en individuos avanzados, poderosos y dueños de sí mismos. El pueblo unido en un maremágnum caótico. Un era apocalíptica para el humano carnal y espiritual se avecina.
Queridos hermanos y hermanas, yo os exhorto a practicar y entrenar la clarividencia. Alejaos de aquello nocivo, aquello que os transforma en meros animales. Que Dios, sea entendido como sea, nos bendiga.
Artículo escrito por Jesús Kuicast.
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