Queridísimos y fieles lectores, ¿no es más
cierto que más vive el que menos lo anhela? Sus excelencias se cuestionarán lo
extravagante de tal reflexión, mas aguarden mis devotos seguidores, todo en
esta vida tiene su preciso momento. Me hallo en un estado supramental que me
permite la sublime licencia de proseguir con mi gloriosa labor articulista.
Debo dar gracias a la Santísima Virgen María sempiternamente, pues sin su
dulzura ejemplar jamás podría ni contemplar la poderosa idea de continuar con
el menester que me ha sido encomendado por la jerarquía alterdimensional. El
asunto que hoy me dispongo a tratar es colosamente polémico, excesivamente
hiriente para una gran parte de la población española. Mas no temeré aunque ande en valle
de sombra de muerte, No temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo: Tu vara y
tu cayado me infundirán aliento. Sin más dilación
procederé con este breve tratado-preludio de lo que será mi cuarto libro
publicado-, a exponer tal espinoso asunto: Francisco Franco, el gran místico de
occidente.
Actualmente estamos
habituados a leer, ver y escuchar como Francisco Franco Bahamonde fue un
dictador genocida y protervo, amigo del loco dictador alemán Hitler. El
posmodernismo filosófico nos bombardea explícitamente con la vil idea de que el
Generalísimo de España fue un dictador diabólico que gobernó España con mano de
hierro durante cuarenta años , con la frecuente utilización de métodos
opresivos, violentos y macabros. Todos los medios de comunicación, dominados
por el contubernio judeo-masónico-comunista han aunado fuerzas para reescribir
la historia, y así presentar al que fuera Centinela de Occidente, como un
dictador desalmado. En este artículo trataré de enfocarme en el reconocimiento
del Caudillo como un gran cristiano católico, familiarizado con el misticismo.
Muchos se han aventurado a insinuar que el difunto jefe del estado era
homosexual, o que su voz era aguda por carecer de uno de sus testículos.
Blasfemias en contra de un hombre que dio la vida por su país, por establecer la
paz en un territorio dominado por una república corrupta y abusiva. Franco
luchó en África, demostrando su gran entereza y honor para con la adversidad.
En el norte de España su fama se extendió, los periódicos vitoreaban al
caudillo victorioso, aquel que no conocía el temor.
Después del golpe de
estado, el bando nacional inició una contienda que finalizó en 1939 con la
total derrota del bando republicano. No obstante, con anterioridad he
mencionado mi firme intención de no inmiscuirme en exceso en las cuestiones
bélicas de este conflicto, pues el fundamento de este artículo es demostrar el
amor que El Caudillo sentía por Dios, manifestando así públicamente que Franco
no era un ser demencial con paranoias divinas. El generalísimo de los ejércitos
amaba a su familia, y disfrutaba jugando con los niños cual jovial hombre
hogareño. Don Francisco acostumbraba a orar, a escuchar música y a leer historia; era
un hombre pulcro y bello, dedicado en cuerpo y alma a su país mediante Dios. Doña Carmen Polo
fue su virtuosa esposa, siendo ampliamente admirada por su excelso virtuosismo
y por su modesta elegancia.
No es mi cometido
juzgar si la persecución constante que el gobierno franquista ejerció sobre los
que perdieron la guerra, el bando republicano (también denominados
"rojos") fue necesaria como medio para llegar a un fin. No está entre
mis fines reabrir heridas ya cicatrizadas, mas ejerciendo mi derecho de plena
libertad de expresión, anhelo manifestar mi opinión acerca del que fue líder de
España durante cuatro décadas. Retornado al cometido que me ocupa, Don
Francisco fue un católico ferviente. De facto portaba consigo en sus viajes una
hermosa capilla portátil con su respectivo capellán acompañando las travesías
de su excelencia. El Caudillo amaba a Cristo, y respetaba a su Iglesia en la
Tierra. Durante muchas décadas se ha publicado que Franco no fundó ninguna
corriente ideológica propia, sino que en el inicio de su regencia nadó entre
dos ideologías político-sociales: el nacional-catolicismo y el falangismo de
José Antonio Primo de Rivera. Esto es absolutamente cierto. Los fascistas
siempre fueron un estorbo para Franco, pues ellos siempre desearon con su
asiduo fanatismo la creación de un estado nacional-sindicalista. Con el paso
del tiempo, Franco consiguió desligarse paulatinamente de tamaña errada
organización racista-xenófoba. La Iglesia católica vivió un periodo de
esplendor durante la democracia orgánica franquista, pues tuvo un papel
sustancial en la vida de los españoles, aunque no debemos obviar que cometió
algunos abusos injustificados. Franco siempre creyó que la Providencia divina lo había colocado a la cabeza de la gran España en aras de desempeñar un cometido salvífico.
El gallego más célebre
de todos los tiempos erró en demasía en sus políticas restrictivas, por temor a
la insurrección comunista. Pero las puertas de las Iglesias estuvieron abiertas
para todos aquellos que decidiesen renunciar a la pérfida ideología marxista, y
así ser redimidos de sus pecados. Con el paso del tiempo y los acontecimientos
acaecidos la humanidad ha experimentado que el comunismo ha sido un virus
letal, así lo atestiguan aquellos que lo han sufrido. Francisco Franco siempre
supo que Juan Carlos I no continuaría con el régimen, porque Franco sabía que
todo tiene un principio y un fin. En una entrevista a un medio extranjero
Franco afirmó que su legado a España había sido el establecimiento de la clase
media. ¡Un militar de su tiempo y un gran místico!
Artículo escrito por Jesús Kuicast.
2 comentarios:
El mejor gobernante que ha tenido España.
Comento como anónimo por mi ignorancia informática de hacerlo con mi nombre y apellidos, que en todo caso doy con mucho gusto: José Antonio Cadahía.
Comparto por completo el retrato del Generalísimo como un ferviente y obediente católico. Me apena la calificación del nacional-sindicalismo como organización racista-xenófoba. Creo firmemente que se hace por puro desconocimiento, pero si algo tenían en común el Caudillo y José Antonio Primo de Rivera era su acrisolada Fe. Lea a José Antonio, y si encuentra el menor rastro de racismo o xenofobia me encantará discutirlo con Vd. Por el contrario, el régimen de Franco encontró en esa ideología las bases para una legislación social como no ha conocido España nunca antes ni después. Atentamente.
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