Estimados y respetables lectores, un día más de
mi compleja existencia prosigo con mi encomiable labor de transmitir las
verdades que emanan del Dios Todopoderoso y amoroso. Los días se suceden
velozmente, al igual que los años, lustros, década y siglos. La humanidad cree
profundamente que se halla en un continuo camino de avance social, económico y
tecnológico, predicando cual ignorante errante, el pernicioso concepto
"carpediemista". La secularización de la civilización occidental se
encuentra en su fase final de consumación. Los humanos adoran a ídolos musicales,
artísticos, deportivos y demás despropósitos. ¿Dios, el Ser Superior
Omnisciente, Omnipresente y Omnisciente ha caído en el más lúgubre olvido? Los
ateos nihilistas emergen por doquier, convencidos de que ha arribado la
esperada "era avanzada", en la cual el ser humano ha logrado
transgredir las vetustas convenciones humanas. Estimadísimos seguidores, sin más
dilación me aventuro a tratar un asunto de vital importancia. El deber de
predicar la noble y recta virtud ha de estar en el menester de cualquier
moralista. ¿Es ético para un ser humano digno, practicar sexo frecuente con
amigos, con mero fin recreativo? Absolutamente no, esta práctica blasfema y
aberrante obvia deliberadamente los preceptos judeocristianos y musulmanes
sobre el sexo y su finalidad.
En reiterados artículos precedentes, he expuesto
de manera clara y concisa los motivos por los que esta práctica posmoderna debe
ser repudiada por aquellos que conforman el "Reino de Dios" en la
Tierra. No he reparado tiempo ni espacio en escribir tratados acerca de la
importancia del virtuosismo (Disposición constante del alma para
las acciones conformes a la ley moral.) en el humano. Sin embargo cuando
la virtud pierde su valor divino, y es descuartizada por los pensadores
posmodernos de los últimos días, se transforma en un concepto inocuo,
anacrónico e incómodo. Los nuevos dueños del mundo; abrazados por el príncipe
del mal, pretenden diabólicamente provocar la incomodidad de los ciudadanos del
mundo ante los benignos discursos sustentados por la verdadera y benigna moral,
dada desde las alturas. Los medios de comunicación occidentales, al servicio
del Nuevo Orden Mundial bombardean sistemáticamente a la población mundial con
el sexo; películas, videojuegos, disciplinas científicas, juguetes impropios,
ropa, métodos anticonceptivos...hipersexualización
de la humanidad, garante esencial para el control de la misma.
¿Qué es la amistad?
La amistad es el afecto personal,
puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con
el trato. Y, ¿qué es la pureza? Aquello que está libre y exento de
imperfecciones morales. Por consiguiente, deducimos por lógica que la pureza es
atributo indispensable de la amistad; por lo tanto, no es admisible una amistad
sexualizada. Hasta los menos atrevidos osan denominar "foll@mig@" a
aquella persona con la que se mantiene una amistad duradera y sexualizada. Esta
práctica atenta contra los principios básicos de la amistad. De facto, l@s
f@ll@mig@s tienden a tener una relación psicológica de inestabilidad emocional
perniciosa, la cual deriva inevitablemente en la ruptura total del respeto
mutuo. Esta deriva caótica finaliza con el fin de la amistad.
¿Qué es el sexo?
El sexo es una práctica humana que
tiene como fin último la reproducción. El sexo es placentero gracias a Dios,
que nos regala una ejecución reproductiva agradable, y no dolorosa. Sin fin
reproductivo, la práctica sexual es contraria a la recta y virtuosa moral
judeocristiana y musulmana.
Queridos hermanos, yo os exhorto
desde la más sincera benignidad a recuperar la importancia del concepto de
virtud, así como a esforzaros por manteneros firmes y leales a la moral de Dios,
el misericordioso.
Artículo escrito por Jesús
Kuicast.
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