Queridísimos y admirables lectores, un día más me hallo presente en aras de
redactar un artículo que pueda ser provechoso, y no negaré que también
polémico. En un día oscuro en el cual Dios solloza por los pecados de la
humanidad, yo me propongo proporcionaros un testimonio veraz sobre mi estancia
en una controvertida organización religiosa. Muchos son los que apenas la
conocen, otros la malinterpretan, mas pocos saben la verdad subyacente de La
Iglesia de Jesucristo de Los Santos de Los Últimos Días, o comúnmente conocida
como "Iglesia mormona" o simplemente "los mormones".
Nuestra historia comienza en el año 1823 de la era común; un joven que
habitaba en Palmyra, en la región de Nueva Inglaterra, se hallaba perdido y
confuso; pues era un ser curioso que anhelaba encontrar la verdad última de la
existencia. Las religiones sectarias de su época y lugar, no convencieron al
joven Smith, que tras leer la biblia descubrió un pasaje de Santiago, el 1:5,
" Si a alguno de ustedes le falta
sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente
sin menospreciar a nadie.” Tal pasaje penetró profundamente en su corazón;
por consiguiente determinó valientemente seguir las palabras del apóstol. Se
retiró a un bosque cercano al rancho donde vivía con su familia, se arrodilló
con toda fe y esperanza y obtuvo una respuesta: Joseph Smith afirmó
haber tenido una visión en la cual se le aparecieron de manera fulgurosa Dios
Padre y su Hijo Cristo; Jesucristo le exhortó a no introducirse en ninguna de
las iglesias contemporáneas, porque todas estaban erradas. Él había sido el
elegido por Dios para restaurar su verdadera Iglesia sobre la Tierra. Desde el
primer momento Joseph Smith (el chico) fue cuestionado por todos sus allegados.
¿Cómo Dios y su Hijo iban a aparecerse a un chico casi analfabeto y rupestre?
¿Le había concedido verazmente la autoridad para restaurar la verdadera Iglesia
de Dios sobre la Tierra? En los sucesivos años, por la mediación del ángel
Moroni, Joseph Smith encontró unas planchas de oro en las cuales se hallaba
grabada la historia de los pueblos judíos que emigraron a América en los
tiempos de la torre de Babel. Gracias al poder del espíritu santo, Joseph Smith
pudo traducir estas ancestrales planchas; escritas en un idioma no conocido
hasta la fecha: "egipcio reformado". El resultado fue: El libro de
mormón. Un compendio de narraciones históricas y enseñanzas espirituales; la
vida de los judíos en América antes y después de la llegada de Cristo.
Nos hallamos en el año 2014; y la Iglesia mormona crece año tras año
exponencialmente. De dos en dos predican por todo el mundo con el hermoso
objetivo de bautizar a los humanos, y así hacerlos renacer en el corazón
cristiano. Yo arribé a la Iglesia en el año 2012, atraído desde hacía años por
tal extraña Iglesia cristiana. Me enamoré de su doctrina, acepté sus principios
y sobretodo, supe más de lo que jamás había sabido de Jesucristo. Los líderes
de la iglesia, al igual que los miembros me trataron como a un hermano más,
preocupándose e interesándose por mi vida. En muchas ocasiones me ayudaron
anímicamente, en ellos encontré la perfecta comunidad cristiana: que se
comporta como una verdadera familia unida. En esta Iglesia descubrí que los
matrimonios pueden ser felices: conyugues unidos para toda la eternidad. Un
lugar repleto de gente honesta, sincera y desinteresada. Nunca imaginé que
aquella iglesia -que para mí era una mera excentricidad en el inicio de mi
entrada- pudiese llegar a convertirse en un lugar santo, donde sólo vislumbraba
la presencia de la divinidad. Tantos amigos coseché: jóvenes tolerantes y
dispuestos a amarte sin prejuicios; tantos maestros conocí: hombres de intensa
fe y curtido intelecto. Un día todo acabó, nadie sabe qué sucedió. Yo tampoco
lo sé.
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