jueves, 23 de octubre de 2014


Queridísimos y fieles lectores, un día más me encuentro pletórico, pues la gracia de Dios es abundante en demasía, concediendo el soporte iluminado necesario para poder llevar a cabo la suprema empresa de la transmisión de La Verdad. De Dios emana el conocimiento supremo del cosmos, por lo que un tratado cimentado sobre la racionalidad iluminada es irrefutable por esencia. Muchos serán los que desafíen mi criterio de racionalidad iluminada; y es lógico, pues sólo a través de la iniciación esotérica se puede alcanzar a comprender la ascensión a la cima de la sabiduría universal. Infinidad de individuos terrestres se basan en el pilar científico para proferir arrogantemente verdades perecederas. Estos ignoran que se hallan en el primer escalón de la sapiencia universal. Es necesario proceder a dar "el paso trascendental" que nos conducirá al prolongado camino iniciático de ascensión.
Estimados seguidores, hoy me concierne un asunto ciertamente controvertido, una constante en mis áureos escritos. Sin más dilación procederé a exponerlo: ¿Fue el rey Juan Carlos I un traidor por apostatar del movimiento nacional franquista, al cual juró lealtad antes de la muerte del Caudillo?

Actualmente son muchos los que se aventuran a calificar a Juán Carlos I como un gran Rey, el gran constructor de la democracia española, pues gracias a su traición a los principios del movimiento nacional franquista, logró para España la tan anhelada democracia. De hecho muchos republicanos han aplaudido los hechos ejecutados por el emérito Rey, Juan Carlos I. Un movimiento nació, el juancarlismo, una corriente ideológica republicana que admiraba la figura del Rey debido a sus méritos democráticos, contributivos necesarios para el establecimiento de la democracia nacional. Tras su abdicación fueron muchos los que auguraron la pronta desaparición de la monarquía española, pues se afirmaba que existían más juancarlistas que monárquicos en sí. Meses atrás todos los españoles quedamos sorprendidos por el anuncio de la abdicación de Su Majestad El Rey. No obstante era algo de esperar, pues su avanzada edad le impedía desempeñar debidamente las labores propias de la jefatura del estado. Felipe VI es un hombre formado cultural y militarmente, sus excelentes estudios así como su trayectoria en el aprendizaje militar lo avalan. El nuevo jefe del estado quebrantó las normas establecidas siglos atrás sobre el matrimonio real. La Reina consorte Letizia no pertenece a la aristocracia. En el pasado Letizia ejerció la profesión de periodista, y tuvo una vida sentimental algo ajetreada, pues no debemos olvidar que ya estuvo casada. Algunos periodistas que tuvieron la oportunidad de trabajar codo a codo con Letizia no han hesitado en afirmar las claras convicciones republicanas que la entonces periodista poseía. Los avatares del destino la llevaron a ser en la actualidad representante de una institución en la que ella misma no creía. Contradicción en estado puro.

La opinión pública, desde que la soberbia Letizia saliera a la luz por anunciar su noviazgo con el entonces príncipe de España, ha sido ciertamente dura con la misma, pues una institución tradicionalista como la monárquica no puede permitirse "progresismo momentáneo e interesado". La Reina consorte no ha tenido un trato ejemplar con la prensa española, causando más de una polémica al respecto. ¿Cómo puede comportarse hostilmente con la prensa española, cuando ella estuvo un día en su mismo lugar? A veces el pasado se olvida por interés. Obviamos nuestras raíces para exiliarlas a nuestro subconsciente. Una Reina divorciada anteriomente y con manifiestas convicciones republicanas, ¿qué diablos hace casada con el Rey de España? No es entendible, y además es reprobable.
Retornado al asunto que hoy nos concierne, explicaré de manera sintética por qué considero a Juan Carlos I de Borbón, un auténtico traidor nacional. Juanito, que así le llamaban en su tragicómica infancia, llegó a España a la tierna y temprana edad de diez años, para ser educado por su excelencia el jefe del estado, Don Francisco Franco. El generalísimo llegó a un acuerdo con Don Juan de Borbón, conde de Barcelona, para que su hijo Juanito fuera su sucesor a la corona en el futuro. Franco siempre dejo muy claro que esto solo sucedería después de su muerte, pues él era Caudillo de España de manera vitalicia. El caudillo asumió su misión como jefe del estado de una manera providencial, ya que él siempre afirmó que él se hallaba en tal lugar de poder gracias a la voluntad divina, ya que jamás anheló gobernar España. El gallego más famoso de todos los tiempos fue un excelente militar, ducho en la disciplina y el bienhacer. Sin embargo tras la insurrección nacional, no tuvo otra opción más que incorporarse a los generales sublevados, pues desde un principio fue evidente la victoria final que obtendría el bando nacional, pues la facción roja republicana estaba caóticamente organizada en todos los niveles bélicos. Los acontecimientos se sucedieron y tras la muerte del general Mola, Franco fue designado por medio de una junta de generales como "primus inter pares", algo que tuvo que asumir para el resto de su vida. El difunto jefe del estado siempre alegó que la gran responsabilidad de regir España le había sido encomendada por la Providencia, pues los sucesos acaecieron de forma que él acabó siendo El Caudillo Victorioso, a pesar de que nunca estuvo en sus planer. Él siempre supo que su sucesor debía ser un rey, pues España era un reino aunque en periodo de regencia caudillal. Juan Carlos I fue educado cultural y militarmente para arribar a ser el Rey de España tras la muerte de Franco. Juró ante Dios los principios del movimiento nacional asegurando su continuidad en el tiempo; juramento que fue quebrantado en cuanto le fue factible, traicionando así a aquel que le cedió España después de cuarenta años de arduo trabajo para lograr un estado de pacífico y estable.

Siempre ha sido rumor popular que el Rey Don Juan Carlos I era un tanto mentecato, como todos sus predecesores, así que, ¿qué podíamos esperar de un Borbón? Una estirpe de reyes mujeriegos y egoístas desde sus inicios en la corona española. Gracias a Dios, Felipo VI se parece a su madre, siendo un hombre de estado íntegro, ejerciendo un liderazgo de manera elegante y firme. Pero jamás ha de olvidar el actual Rey, que se encuentra sentado en el trono español gracias al general Franco, si no posiblemente se hallaría actualmente pintando cuadros en una calle bohemia de París.

Para concluir este breve tratado me gustaría poner de relieve la traición de Juan Carlos I a su maestro, la traición de Juan Carlos I al movimiento nacional, y la traición de Juan Carlos I a su mujer, a la que poco amó; teniendo por consiguiente más concubinas que los reyes ancestrales persas.


Artículo escrito por Jesús Kuicast.

3 comentarios:

Máximo dijo...

Ni Felipe VI ni Juan Carlos I se encuentran en el trono español gracias a Franco. La República se impuso mediante unas elecciones poco claras, pues se trató de comicios locales, no de un referendum ni unas elecciones plesbicitarias, y el Franquismo se impuso a través de un golpe de Estado militar con su consiguiente Guerra Civil y genocidio de Posguerra.
Con esto no quiero decir que sea monárquico, pero España si que lo es, el paréntesis de 1931-1975 fue eso, un paréntesis, un accidente en nuestra Historia, y la Restauración borbónica de 1975 (al igual que la de 1874) vino a implantar el curso normal de nuestro devenir político.

Anónimo dijo...

Es usted un fascista peligroso. Con cada palabra que escribe, se retrata solo.

estudiante en historia Vlefebvre dijo...

Franco siempre ha correspondido con los Borbones desde el levantamiento de 1936, nunca ha sido muy claro en sus primeras cartas sus intenciones respeto a la monarquía. El dejaba entender que había que proteger a los Borbones por ser los herederos del trono. Sin embargo nunca llegó a reinar Don Juan por metener ideas firmes respeto a la no adesión de la monarquía a un partido unico. Franco ha propuesto a varias ocasiones a Don Juan ser el succesor si juraba las leyes fundamentales. Nunca lo hizo. Le contestó en su carta que él era el rey de Todos los Españoles, y por lo tanto no podía serlo de un solo grupo: los falangistas. No se sabe si Franco hubiera delegado el poder antes de su muerte si Don Juan hubiera tenido una posición diferente. El caso es que Juan Carlos, al no oponerse a las invitaciones de Franco a actos como el 25 aniversario de la falange, ganó su confiancia lo que le permitió luego emprender a su muerte un camino hacía la democracía tan anhelada por su padre