domingo, 12 de octubre de 2014


En los últimos tiempos somos testigos de cómo los dibujos animados destinados a los más pequeños de la casa contienen agresividad implícita y explícita, comportando esto un despropósito educacional. Los niños y niñas deben ser protegidos en todos los ámbitos de la vida, pues son pequeñas criaturas de Dios que están en constante aprendizaje. La familia, la escuela y los medios de entretenimiento juegan un papel esencial en la conformación de la personalidad futura de nuestros pequeños. Los niños y niñas rezuman inocencia bendita, pues ignoran las realidades patentes en nuestro mundo. Siempre se ha dicho que los niños con como esponjas; absorben todo conocimiento exterior con gran facilidad y celeridad. Actualmente el relativismo moral posmoderno que imperan en occidente fomenta mediante todos los medios de transmisión posibles, el aprendizaje de valores amores y turbados. La escuela pública es foco de laxitud moral, pues el profesorado contemporáneo se halla auspiciado por políticas izquierdistas progresistas que pretenden experimentar sus planes educacionales con niños, en pos del supuesto "necesario progresismo universal". En España asignaturas como "Educación para la ciudadanía" han provocado ácidas polémicas, pues este tipo de asignaturas han sido criticadas por los sectores conservadores del país, alegando que tal materia induce a los niños a una educación moral errática. Asignaturas pretenciosas creadas por y para la manipulación ideológica de los niños.

Los padres son los legítimos tutores legales y morales de sus hijos hasta la mayoría de edad, ellos deben decidir si estas asignaturas, ideológicamente pretenciosas, deben formar parte de plan educacional de sus pequeños. Los gobiernos izquierdistas siempre se han caracterizado por intentar exterminar cualquier instrucción espiritual en las escuelas, propiciando la aparición de disciplinas amorales propias del ateísmo más rancio. Las escuelas públicas tiene la santa obligación de ofrecer la asignatura de religión católica, pues no hallamos en un país con mayoría cristiano-católica. Aquellos progenitores que deseen que sus hijos no aprendan la maravillosa historia del bien y de su Iglesia, habrán de tener la opción de otra propuesta por parte de la escuela pública. Asignaturas de refuerzo de las disciplinas troncales, o ética universal, podrían ser un ejemplo. Ustedes se cuestionarán el por qué es necesario que la asignatura de religión católica deba ofrecerse como opción primordial en el sistema público de educación. La respuesta es clara y concisa: la educación católica es de vital importancia para el alma humana, y siendo conscientes de que nos hallamos en un país enraizado en el catolicismo desde hace milenios, el gobierno de España no puede obviar que la religión preponderante en España es el cristianismo católico romano. Habiendo justificado el ofrecimiento de esta asignatura, me demoraré alegando el bien que la religión cristiana puede producir en nuestros pequeños. El cristianismo se caracteriza por propugnar el bien en todas las dimensiones de la vida humana. Las enseñanzas de La Santa Madre Iglesia están impregnada de divinidad benigna. Esta asignatura a manos de la Iglesia, introduce a los niños en el humanismo cristiano; materia que presta vital importancia a la enseñanza de los valores más hermosos del humano: Respeto de la vida humana, amor por la creación, alegría por la disciplina, necesidad de obediencia para la sana conducta, conocimiento del Dios del amor.

Muchos de ustedes alegarán contra mí, carencia de imparcialidad, y tal alegación me reconforta y fortalece para proseguir con mi misión evangelizadora. Del mismo que en las escuelas públicas ha de ser ofertada la divina especialidad católica, en casa debe haber un control férreo sobre los contenidos audiovisuales que los niños deben consumir. Aquellas series de animación que enaltezcan la violencia o la desobediencia vital, deberán ser censuradas, al igual que los videojuegos inapropiados requisados. Toda película que muestre sucesos reales de la vida que puedan producir reacciones de incomprensión en el colectivo infantil ha de ser prohibida, pues cada etapa de la vida conlleva una serie de experiencias y aprendizajes; por consiguiente, en la niñez la mente humana no está preparada para asumir ciertos acontecimientos, debido a su incomprensión lógica. El niño debe vivir rodeado de padres ejemplares en el bien, de amigos instruidos en la fraternidad, así como de profesores concienciados con la sensibilidad infantil. Los niños deben experimentar la felicidad, y aunque parezca contradictorio, esto sólo se consigue mediante una educación esmerada. En ningún caso hemos de catalogar la obediencia y la disciplina como negativas, pues impuestas con amor, serán de valiosa utilidad para la adultez del infante.

Queridos hermanos, La educación es la clave del éxito en una sociedad avanzada en humanismo y espiritualidad.

Artículo escrito por Jesús Kuicast.

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