En los últimos tiempos somos
testigos de cómo los dibujos animados destinados a los más pequeños de la
casa contienen agresividad implícita y explícita, comportando esto un
despropósito educacional. Los niños y niñas deben ser protegidos en todos los
ámbitos de la vida, pues son pequeñas criaturas de Dios que están en constante
aprendizaje. La familia, la escuela y los medios de entretenimiento juegan un papel
esencial en la conformación de la personalidad futura de nuestros pequeños. Los
niños y niñas rezuman inocencia bendita, pues ignoran las realidades patentes
en nuestro mundo. Siempre se ha dicho que los niños con como esponjas; absorben
todo conocimiento exterior con gran facilidad y celeridad. Actualmente el
relativismo moral posmoderno que imperan en occidente fomenta mediante todos
los medios de transmisión posibles, el aprendizaje de valores amores y turbados.
La escuela pública es foco de laxitud moral, pues el profesorado contemporáneo
se halla auspiciado por políticas izquierdistas progresistas que pretenden
experimentar sus planes educacionales con niños, en pos del supuesto
"necesario progresismo universal". En España asignaturas como
"Educación para la ciudadanía" han provocado ácidas polémicas, pues
este tipo de asignaturas han sido criticadas por los sectores conservadores del
país, alegando que tal materia induce a los niños a una educación moral
errática. Asignaturas pretenciosas creadas por y para la manipulación
ideológica de los niños.
Los padres son los legítimos
tutores legales y morales de sus hijos hasta la mayoría de edad, ellos deben
decidir si estas asignaturas, ideológicamente pretenciosas, deben formar parte
de plan educacional de sus pequeños. Los gobiernos izquierdistas siempre se han
caracterizado por intentar exterminar cualquier instrucción espiritual en las
escuelas, propiciando la aparición de disciplinas amorales propias del ateísmo
más rancio. Las escuelas públicas tiene la santa obligación de ofrecer la
asignatura de religión católica, pues no hallamos en un país con mayoría
cristiano-católica. Aquellos progenitores que deseen que sus hijos no aprendan
la maravillosa historia del bien y de su Iglesia, habrán de tener la opción de
otra propuesta por parte de la escuela pública. Asignaturas de refuerzo de las
disciplinas troncales, o ética universal, podrían ser un ejemplo. Ustedes se
cuestionarán el por qué es necesario que la asignatura de religión católica
deba ofrecerse como opción primordial en el sistema público de educación. La
respuesta es clara y concisa: la educación católica es de vital importancia
para el alma humana, y siendo conscientes de que nos hallamos en un país
enraizado en el catolicismo desde hace milenios, el gobierno de España no puede
obviar que la religión preponderante en España es el cristianismo católico
romano. Habiendo justificado el ofrecimiento de esta asignatura, me demoraré
alegando el bien que la religión cristiana puede producir en nuestros pequeños.
El cristianismo se caracteriza por propugnar el bien en todas las dimensiones
de la vida humana. Las enseñanzas de La Santa Madre Iglesia están impregnada de
divinidad benigna. Esta asignatura a manos de la Iglesia, introduce a los niños
en el humanismo cristiano; materia que presta vital importancia a la enseñanza
de los valores más hermosos del humano: Respeto de la vida humana, amor por la
creación, alegría por la disciplina, necesidad de obediencia para la sana
conducta, conocimiento del Dios del amor.
Muchos de ustedes alegarán contra
mí, carencia de imparcialidad, y tal alegación me reconforta y fortalece para
proseguir con mi misión evangelizadora. Del mismo que en las escuelas públicas
ha de ser ofertada la divina especialidad católica, en casa debe haber un
control férreo sobre los contenidos audiovisuales que los niños deben consumir.
Aquellas series de animación que enaltezcan la violencia o la desobediencia
vital, deberán ser censuradas, al igual que los videojuegos inapropiados
requisados. Toda película que muestre sucesos reales de la vida que puedan
producir reacciones de incomprensión en el colectivo infantil ha de ser
prohibida, pues cada etapa de la vida conlleva una serie de experiencias y
aprendizajes; por consiguiente, en la niñez la mente humana no está preparada
para asumir ciertos acontecimientos, debido a su incomprensión lógica. El niño
debe vivir rodeado de padres ejemplares en el bien, de amigos instruidos en la
fraternidad, así como de profesores concienciados con la sensibilidad infantil.
Los niños deben experimentar la felicidad, y aunque parezca contradictorio,
esto sólo se consigue mediante una educación esmerada. En ningún caso hemos de
catalogar la obediencia y la disciplina como negativas, pues impuestas con
amor, serán de valiosa utilidad para la adultez del infante.
Queridos hermanos, La educación
es la clave del éxito en una sociedad avanzada en humanismo y espiritualidad.
Artículo escrito por Jesús Kuicast.
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