miércoles, 1 de octubre de 2014


Estimados y loados hermanos, mi retorno incesante es tan cierto como el que Astro Rey asoma cada mañana. De mi constante estado de meditación existencial emergen grandes y áureas conclusiones, de vital utilidad para la "humanidad caída". ¡Mis tratados son como llamaradas purificadoras de almas! Pues escribo desde la más sublime racionalidad iluminada. La Divina Providencia sustenta las premisas sobre las que se basan mis elucubradas argumentaciones. La dulzura de la Reina de los cielos guía mis dedos en aras de manifestar al mundo la magnificencia de nuestro Señor. El tema que hoy me concierne es de elevada importancia. En este sagrado tratado seré breve, conciso y absolutamente vehemente. Los detractores de Dios entrarán en cólera, auspiciados por el maligno, que invisible, cual espíritu maligno, manipula sus mentes; convirtiéndolos en humanos soberbios e infieles, hijos orgullosos del pecado.

Actualmente el número de religiones aumenta vertiginosamente, pues nacen nuevas creencias así como afloran escisiones de otros legítimos credos. Si nos centramos en las escisiones cristianas, hallamos más de 30.000 confesiones cristianas activas en la actualidad, creyéndose todas y cada una de ellas poseedoras de la verdad absoluta sobre el cristianismo. El islam se encuentra fragmentado en cruentas sectas fundamentalistas que causan terror; pues muchas de ellas practican la guerra santa, una contienda que tiene como objetivo erradicar a los infieles, aquellos que no se postran ante “Allah“ y reconocen a Mahoma como su último profeta. Si proseguimos investigando descubriremos infinidad de religiones singulares, particulares y milenarias: taoísmo, confucionismo, budismo, hinduismo, mazdeísmo, zoroastrismo y un sinfín de ancestrales cosmovisiones. Sin embargo, acudiendo a la lógica axiómica, no podemos evitar preguntarnos si no habrá una verdad absoluta que refute a todas las demás. Queridos y fieles lectores, yo afirmo con máxima certeza que la verdad es una. Es imposible la coexistencia de verdades, pues contradicen al propio concepto de verdad. ¿Cómo definiríamos el concepto de verdad? La verdad  es el juicio o proposición que no se puede negar racionalmente: es sinónimo de realidad.

El perverso relativismo posmoderno propone mediante sus pérfidos medios de difusión activos, una ideología que propugna la inexistencia de la verdad absoluta, pues según esta corriente racionalista y deshumanizadora, toda afirmación acerca de la realidad está sujeta a las circunstancias coyunturales del individuo o la colectividad pensante. Esto es rotundamente falso, y contradice la lógica racional como ya he expuesto anteriormente. ¿Qué está bien? ¿Qué está mal? Esta perniciosa ideología nos lleva ineludiblemente al abismo. La moral proporcionada por Dios a través de sus profetas queda relegada a un plano meramente consultivo, ocupando su lugar vital la moral individualista; ésta es subjetiva por lo que colisiona atómicamente con otras morales individualistas. Todo es relativo: afirman fervientemente los padres del nuevo orden mundial...Borregos dóciles son aquellas mentes inexpertas que son cautivadas por los placeres más viles -disfrazados siempre de actividades normales y decentes- desorientados por la pérdida de la autoridad moral de Dios en el mundo.

"Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos. Pero a cada uno de nosotros se nos ha concedido la gracia conforme a la medida del don de Cristo." Efesios 4:5-7. 


San Pablo nos exhorta a seguir el único camino que nos conduce a Dios. No existe otra manera de cumplir la voluntad divina. Aquel que sucumba a la perturbación por causa de falsos predicadores, apóstatas gurús y maestros posmodernos relativistas, no alcanzará a ver el rostro fulguroso del Padre celestial. Algunos estarán dubitativos ante tales afirmaciones, pues, ¿y aquellos que no han podido conocer la verdadera fe?,¿están privados per natura de gozar de la compañía de Dios? En absoluta queridos hermanos; todo aquel que en vida no haya recibido el evangelio, tendrá la oportunidad de aceptarlo y amarlo en la otra dimensión. Mas aquellos que conociendo la palabra de Dios tengan la osadía de negarla e intentar destruirla o alterarla, serán condenados por apostasía.


Jesús es el hijo de Dios hecho hombre, el ser más perfecto que ha morado en el planeta Tierra a lo largo de su milenaria historia. Él predicó el bien absoluto y la adoración a Dios. No hubo, hay, ni habrá "maestro" semejante. Es propio de la necedad nihilista negar la supremacía de Cristo. Sólo Cristo merece ser loado y amado, pues es Dios, el creador del universo. Ese único camino del que nos habla San Pablo, es el sendero verde acotado por hermosos árboles, de los cuales nacen flores de virtud. Bienaventurados los que sigan el camino de santidad, ellos arribarán a su fin. El Señor anhela el renacer de sus hijos caídos, y esto se efectúa mediante el bautismo; abandonando nuestro pasado pecaminoso y resurgiendo virtuosamente, dispuestos a perseverar sempiternamente bajo el abrazo dulce de María Santísima. El hombre y la mujer cristianos siendo conscientes de sus pecados, se arrepienten y demandan el tierno perdón de Dios. Estamos aquí para ser probados, en una bendita lucha por alcanzar la santidad o perfección moral. 


Un sabio cristiano afirmaba que en todas las instituciones espirituales en las que el bien es centro de referencia y predicación, hay cierto grado de iluminación. Y cierto es, pues nuestros hermanos musulmanes moderados, así como otros, están muy cerca de comprender la verdad. Mas carecen de la llave que abre la puerta que conduce al valle sagrado, esa llave es Cristo. El enviado para morir por todos nosotros en una cruz con el objetivo de redimirnos de nuestros pecados. La historia se dividió, Jesús padeció todo el dolor humano posible hasta sudar sangre. No hay mayor ejemplo conductual, social y cultual que el proporcionado por Cristo.


Y el Señor confió al apóstol Pedro la edificación de su Iglesia en la Tierra, aquella que vela por la humanidad y que jamás caerá, pues las puertas del Hades no prevalecerán.


Queridos hermanos, yo os exhorto a proclamar la única verdad. No temáis, pues Dios está con vosotros.


Artículo escrito por Jesús Kuicast.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuantos más artículos tuyos leo, más convencido estoy de tu genial uso de la ironía.