lunes, 26 de enero de 2015


1.  Realiza al menos 5 comidas al día. El ayuno entre las comidas principales produce alteraciones en el metabolismo, disminuye el gasto energético y aumenta el almacenamiento de energía. Tomar una pieza de fruta, un yogur o 3 galletas de tipo maría a media mañana y tarde sería suficiente para evitar este efecto indeseado.

2.    Añade a tus comidas sólo 3 o 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra al día. Las grasas aunque necesarias, son el macronutriente más calórico (9kcal/g). Evitar fritos o rebozados, alimentos grasos como el queso curado, la leche entera y las carnes grasas o embutidos, es de gran importancia cuando enfocamos un plan de alimentación hacía la pérdida de peso. Se recomienda utilizar pulverizador de aceite para ensaladas, plancha, asados y guisos.

3.    Evitar los alimentos ricos en hidratos de carbono (pan, patata, pasta, arroz y legumbres) a la hora de la cena. Las hormonas y enzimas necesarias para el metabolismo de este macronutriente son menos disponibles durante las últimas horas del día por lo que su almacenamiento se hace más fácil. Cena preferiblemente un plato de verduras cocinadas con carne o pescado.

4.    Limita la ingesta de dulces y alimentos ricos en azúcares simples. La ingesta de azúcares simples no es necesaria ya que el cuerpo es capaz de obtenerlos a través de otros alimentos más complejos y su exceso se transforma en un mayor almacenamiento en forma de grasas. Evitar todo alimento que contenga en su composición más de un 10% en forma de estos.

5.    Muévete. Esto favorecerá y acelerará el proceso. Andar una hora al día o realizar cualquier tipo de ejercicio nos ayudará a quemar y movilizar grasas y aumentar nuestro gasto metabólico basal.

Marta Cuenca Sánchez
Hospital Rafael Méndez
Nutricionista - Beca FFIS


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