1. Realiza
al menos 5 comidas al día. El ayuno entre las comidas principales
produce alteraciones en el metabolismo, disminuye el gasto energético y aumenta
el almacenamiento de energía. Tomar una pieza de fruta, un yogur o 3 galletas
de tipo maría a media mañana y tarde sería suficiente para evitar este efecto
indeseado.
2.
Añade
a tus comidas sólo 3 o 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra al día. Las
grasas aunque necesarias, son el macronutriente más calórico (9kcal/g). Evitar
fritos o rebozados, alimentos grasos como el queso curado, la leche entera y
las carnes grasas o embutidos, es de gran importancia cuando enfocamos un plan
de alimentación hacía la pérdida de peso. Se recomienda utilizar pulverizador
de aceite para ensaladas, plancha, asados y guisos.
3.
Evitar
los alimentos ricos en hidratos de carbono (pan, patata, pasta, arroz y
legumbres) a la hora de la cena. Las hormonas y enzimas
necesarias para el metabolismo de este macronutriente son menos disponibles
durante las últimas horas del día por lo que su almacenamiento se hace más
fácil. Cena preferiblemente un plato de verduras cocinadas con carne o pescado.
4. Limita
la ingesta de dulces y alimentos ricos en azúcares simples. La
ingesta de azúcares simples no es necesaria ya que el cuerpo es capaz de
obtenerlos a través de otros alimentos más complejos y su exceso se transforma
en un mayor almacenamiento en forma de grasas. Evitar todo alimento que
contenga en su composición más de un 10% en forma de estos.
5.
Muévete.
Esto favorecerá y acelerará el proceso. Andar una hora al día o realizar
cualquier tipo de ejercicio nos ayudará a quemar y movilizar grasas y aumentar
nuestro gasto metabólico basal.
Marta Cuenca Sánchez
Hospital Rafael Méndez
Nutricionista - Beca FFIS
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