La virtualidad, continuación lógica parcial de la realidad física. 1ªparte

Amigables lectores, tengo el cierto honor de exponerles lo que sin duda alguna, un asunto polémico es, pues refiérome a la virtualidad. Actualmente nos hallamos en una transición ciertamente incómoda, pues la sociedad física que conocemos evoluciona, virtualizándose de manera irrevocable. Décadas atrás, tal proceso hoy patente, era considerado como propio del género fantástico de la ciencia ficción, pues cómo sería concebible que un individuo pudiese desde su fijo hogar contactar simultáneamente con otro situado en el extremo opuesto del globo terrestre. Todo ha mutado, lo que aparentaba improbable se ha tornado factible, la mítica máxima "la realidad supera a la ficción" posee hoy  su máximo sentido. La tecnología progresa exitosa e imparablemente en todos los campos vitales, mas en un campo concretamente destaca sobre el resto, la informática, productora de la virtualidad, fenómeno que transforma lo físico en digital. Si en el pasado fue necesario y usual para los infantes jugar en la calle, ahora es inusual e innecesario, y en un futuro próximo será altamente improbable. Y prometo no en exceso ejemplificar, pues lo genérico siempre es más exacto y universal, aunque ciertamente más complejo. Lo tocable pasa a intocable, no obstante continua siendo idéntico para nuestro funcionamiento, pues cualquier materia adquiere el valor que nuestra compleja mente le desea otorgar. Y les ilustraré con un aclarador ejemplo, ¿Acaso un billete de 5€ no es un simple papel con un símbolo numérico inscrito que tiene el valor que se establezca mediante complejos acuerdos? ¿Acaso un mundo virtual donde vivir aventuras no produce el mismo efecto lúdico que una aventura en la montaña?. Obviamente clara y concisa la respuesta es, pues la virtualidad es la lógica y sostenible continuación de la realidad física parcialmente.

* Es probable que lectores competentes precisen de más información para entender como verdadera tal teoría expuesta, Click aquí.

ARTÍCULO ESCRITO POR JESÚS KUICAST.