En ciertas ocasiones somos testigos de descubrimientos tan brillantes y relevantes que nos producen un éxtasis de admiración colosal, una sorpresa tan grata que anhelamos compartir con el resto de la humanidad, errando arduamente, pues no todo ser está capacitado para soportar el esplendor de la verdad más justificada jamás existida.
En estos instantes precisos soy ampliamente consciente del cúmulo de desconcierto que invade sus gentiles mentes, sin embargo aguarden pacientemente pues dilucidaré mi reflexión seguidamente. Durante milenios el camino hacia lo verídico ha sido tajantemente cortado, y así sustituido por falsos y necios caminos que hacían creer en la facilidad y posibilidad de arribar al codiciado fin de la travesía del conocimiento hacia la verdad. De manera obvia, esto puede ser demostrado como falsedad, pues la progresión en tal camino es altamente compleja y nada asegura que la llegada hacia la certeza máxima vaya a producirse.
Lo presentado como confortable es infinitamente más sencillo de concebir, pues la mente tiende lamentablemente hacia lo no complicado y cotidiano, hacia lo satisfactorio, hacia la captación instantánea de la idea sin necesidad alguna de ejercicio de meditación a posteriori. Sin embargo usualmente “los componentes verídicos” hallados con el progreso de la inteligencia científica precisan de una reflexión tan abstracta y global, que nos transporta rumbo a una lógica desmesuradamente ajena a lo común y por consiguiente demasiado incómoda de captar por el intelecto, fruto esto de la impopularidad de la ciencia entre las masas, en cualquiera de sus hermosas ramas. Expuesto ésto se vislumbra claro que pocos individuos son los que se atreven a lanzarse a la aventura del saber científico.
Actualmente la meditación analítica de la realidad no es una cualidad valorada ni transmitida por la sociedad, ya que la carencia de tiempo debida a la saturación de actividades desarrolladas por el común individuo, provoca una apetencia nula hacia la actividad reflexiva, desembocando esto en un "estado inicial del camino de la verdad", un estado en el cual no están disponibles ni potenciados los recursos mentales necesarios para el desarrollo de la veracidad. No obstante, siempre existen las maravillosas excepciones, aquellas que anteponen "el avance en el camino hacia lo cierto", a superfluas actividades que no permiten la tan satisfactoria progresión.
Probablemente en tal momento de la lectura, ustedes se encuentren sumidos en un océano de incertidumbre, donde la conclusión última del artículo no se vislumbra evidentemente, mas son ustedes conscientes de mi radical gusto por lo genérico que en ciertas ocasiones puede ser terrible para la correcta comprensión de la idea que deseo presentarles, pero aún así no desesperen porque pronto captarán la esencia requerida para el entendimiento.
Retomando el asunto de la tan aconsejable reflexión científica, querría ahora sí de una vez por todas, profundizar en los dilemas que surgen a raíz de hallazgos, productos de la ciencia. Tales descubrimientos son fruto de la máxima inteligencia aplicada a lo práctico y acompañada de la necesaria experimentación como prueba final de la validez de lo descubierto. Aún constando que la prueba final experimental ha sido efectuada arrojando resultados positivos que legitiman el descubrimiento, es tal el rechazo a lo nuevo, que asiduamente se juzga negativamente al artificio y a su justo artífice.
Una de las características psicológicas del ser humano es el miedo a lo desconocido. Es ampliamente lógico entender el por qué de tal tendencia natural a temer a lo inusitado, pues en tiempos arcaicos el miedo era una alarma biológica que nos avisaba de circunstancias adversas de las que habíamos de huir o evitar, un rasgo evolutivo increíblemente necesario para nuestra supervivencia, tanto en el pasado más remoto como en el presente más actual. Tras haber realizado tal somero paréntesis en aras de explicar la causa principal y básica que conforma nuestro rechazo natural a lo nuevo, me agradaría proseguir con el asunto de fondo que en este artículo nos ocupa.
La científicos soportan en diversos países una repulsión envidiosa disfrazada de ironía, una repulsión mezquina que es ejercida por aquellos incapaces innatamente de digerir ciertos hallazgos científicos que sobrepasan la inteligencia media, y agraviados por su insuficiencia se vengan vilmente mediante la sátira y la burla básica, disciplinas de rápido resultado social útiles para el desprestigio social de la ciencia y los científicos. También sería destacable el ejercicio de repulsión practicado por los portadores de ciertos dogmas religiosos, que encontrándose atrapados en paleolíticas conclusiones no obtenidas ni analizadas objetivamente por ellos ni por sus predecesores, sino por gentes de milenios pasados, deciden vapulear sin compasión alguna a los que sintiéndose libres, investigan y fruto de tan magna labor descubren. Estos individuos dogmáticos y presos ideológicos se hallan confinados en sí mismos y sin apertura posible, refutan todo lo que comporte alteración alguna de la tradición, transformándose en ideólogos estáticos, y no dinámicos como debería quizá suceder. La tradición por ser tal cosa, se convierte en algo costoso de alterar tanto por motivos de psicología social general, como por motivos psicológicos meramente personales.
La tradición actúa como una reliquia viva que hace gozar a las sociedades por el recuerdo de su pasado y por la facilidad de comprensión de cualquier asunto vital, ya que ésta ayuda a refutar o moldear las concepciones sociológicas temporales, que apoyadas en la estática tradición no pueden ser alteradas, provocando así el inmovilismo que tan pernicioso es para la verdad.
De manera breve ahora les ejemplificaré la esencia de lo expuesto, en los sucesos verídicos de la vida de un científico que marcó a la humanidad para siempre, Charles Darwin, naturalista inglés nacido en el siglo XIX, que postuló que todas las especies de seres vivos han evolucionado con el tiempo a partir de un antepasado común mediante un proceso denominado selección natural. La historia de este gran científico es conmovedora e intentaré resumírsela de la mejor manera posible. Darwin descubrió algo tremendamente sorprendente y alucinante, había hallado la teoría de la evolución de las especies, una teoría puesta a prueba con constantes experimentos que probaban la veracidad de la teoría, un hallazgo que proporcionaba una explicación realmente verídica de la evolución de los seres vivos en nuestro planeta. Sin embargo Darwin tuvo que contener su lógico entusiasmo debido a que el siglo XIX en Inglaterra estaba dominado por la religión cristiana protestante, defensora del creacionismo divino, una conjetura sin pies ni cabeza que era defendida por las autoridades y por las mentes populares por ser la tradicional y siempre concebida. Darwin consciente de todo ello, se encerró en casa con la ansiedad de saber una verdad que no le dejarían demostrar, y que además le comportaría la burla general, generada por los falaces dogmáticos cristianos, tanto protestantes como católicos. Sin embargo el tiempo pone cada asunto en su verdadero lugar, y la teoría de la evolución con los años fue aceptada y reconocida internacionalmente por las mentes más brillantes del planeta como uno de los mayores hallazgos de la ciencia. Sin embargo fíjense ustedes que aún hoy más de cien años después de la teoría, ya aceptada por casi la totalidad de la humanidad, existen iglesias cristianas protestantes que alardeando de su poca inteligencia continúan criticando a Darwin, pero claro, sus críticas son propias de resentidos que buscan venganza injustificada, y toda la humanidad es consciente de ello.
Con ánimo de concluir este humilde artículo me gustaría simplemente transmitirles una máxima latina que como todas ellas, presenta una sabiduría y verdad nacida de la mismísima Minerva: "SAPERE AUDE", que significa "ATRÉVETE A SABER".
Agradecimientos:
1. Agradezco póstumamente a Charles Darwin su excelente y áurea teoría que tan bien nos ha hecho para entender el comportamiento de las especies en su evolución, y también me gustaría resaltar el valor y paciencia que este hombre tuvo para aguantar tanta necedad continuada.
2. Agradezco a todos los científicos de todas las épocas su duro e inteligente trabajo, gracias al cual hemos podido progresar en el saber.
3. Agradezco al profesor Stephen Hawking la aplicación de su valiosa mente en el desarrollo de la cosmología. Gracias al profesor Hawking hemos comprendido muchos misterios del universo que sin duda alguna son fascinantes y pronto muy útiles para la humanidad.
4. Y para finalizar definitivamente me gustaría nombrar a una serie de científicos, matemáticos y filósofos( para mi científicos también, pero del saber) de diversas disciplinas que merecen ser citados:
-Pitágoras
-Heráclito
-Isaac Newton.
-Carl Friedrich Gauss.
-Renée Descartes.
-Baruch Spinoza.
-Friedrich Wilhelm Nietzsche.
-Immanuel Kant.
-Leonard Mlodinow.
-Euclides de Alejandría.
-Fermat.
-Pascal.
-Saunderson.
-Galileo Galilei.
-Richard Phillips Feynman.
-Linus Benedict Torvalds.
-Francis Collins.
-Stephen Hawking.
-Sigman Freud.
-Robert Cailliau
-Tim Berners-Lee
-Sigman Freud.
-Robert Cailliau
-Tim Berners-Lee
-Pablo Artal.
-Pasteur
Y muchos otros que nombraría con gran placer, pero tampoco pretendo abrumarles en exceso.
ARTÍCULO ESCRITO POR JESÚS KUICAST
-Pasteur
Y muchos otros que nombraría con gran placer, pero tampoco pretendo abrumarles en exceso.
ARTÍCULO ESCRITO POR JESÚS KUICAST
(El orden de los científicos, matemáticos y filósofos es aleatorio, porque el tiempo al cual pertenecieron o la edad en la cual realizaron sus grandes triunfos es irrelevante, lo realmente importante es qué y cómo lo hicieron.)
4 comentarios:
Coloquialmente contestare buffff mi cabeza esta todavia desglosando frases. Estoy agotad@. Para mi los tres primeros parrafos son demasiado buenos. Creo que tras estar un mes intentandolo, habria hecho tan solo uno como el tuyo. Tengo la suerte de poder leer esto. Volvere a leerlo pues llegara el dia en que cueste dinero.
Muchas gracias por apreciación anonimo lector, gracias por animarte a comentar.
Hacia años q no leia algo tan bien escrito, y sty d acuerdo cn el articulo, animos y no dejes nunca d escribir
solo tengo una palabra pa describir esto: talento a lo bestia. Un lector fiel.
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