Como almas vivimos una experiencia humana en un Templo Sagrado
llamado cuerpo. Es un eterno viaje que nos lleva a transitar distintas vidas,
roles y realidades.
Experimentando en distintos cuerpos y situaciones vamos aprendiendo
lecciones en esta escuela terrenal.
Elegimos, antes de nacer, a nuestras familias y pactamos los
futuros aprendizajes con todas las personas que nos vamos encontrando en el camino.
No existe pues la casualidad sino la cAUsalidad. Todo tiene una razón
evolutiva.
Llegado el momento, abandonamos nuestro cuerpo y nos llevamos las experiencias y aprendizajes como
equipaje a otras realidades.
Conocer esta verdad, más allá del sensacionalismo de lo misterioso,
me ayuda a dar un enfoque a mi vida más
profundo y trascendente.
Disfrutar de cada instante y permitirme aprovechar todas las
oportunidades al saber que este viaje es único, es un primer paso.
Así, a cada persona que
aparece en mi vida y me causa daño le doy las gracias y viajo hacia dentro de
mí para encontrar la lección que he de aprender mediante ella. Situaciones que
se repiten nos hablan de que aún no he aprendido la enseñanza; así salgo del
bucle mental de sentirme víctima para preguntarme “¿para qué me sucede esto a
mí?”.
Continúo entonces mi viaje con más sabiduría como equipaje y con el
corazón más ligero por la comprensión y el perdón
Mariví
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