El sol es el
encargado de representar y mostrar la luz. Es el gran maestro que con su simple
ejemplo nos muestra grandes verdades. Una de esas verdades es la guía interna
que significa que a pesar de las condiciones del exterior, se debe seguir
brillando igual de fuerte para el todo. No es una simple casualidad que
diversas culturas hayan relacionado al sol como una gran deidad. El sol es más
que una estrella, es un ser vivo que tiene conciencia propia y cumple su
función como cualquier otro ser.
La relación del
sol con los planetas es muy recíproca ya que juntos cumplen funciones vitales
para la galaxia y el cosmos en general. En el centro de la galaxia existe un
sol central, que es el resultado de muchos años de luz y energía. Nuestro
sistema solar al estar alejado de tal sol central, necesita la colaboración de
otros soles más pequeños, que en nuestro caso es el sol que vemos a diario.
Nuestro planeta cumple su recorrido alrededor del sol y nuestro sol cumple lo
mismo hacia otros soles, como los de Sirio e incluso alcyone en pléyades.
La presencia de
nuestro sol es multidimensional e irradia energía pura, la misma energía
proveniente de nuestro sol central pero ajustado a otros niveles de frecuencia.
Ya que la situación de la frecuencia en la tierra no podría soportar tanta
energía de luz. La capacidad del planeta va de acuerdo a su campo
electromagnético, ya que cualquier emisión de energía solar afecta directamente
al campo electromagnético del planeta y por ende a sus organismos que habitan
dentro. El sol prolongadamente eleva su frecuencia vibratoria y el planeta
también. Y si dentro del organismo llamado planeta tierra, es decir sus
componentes que son la naturaleza, deciden no fluir a ese nivel vibratorio, el
planeta rechazará a los organismos que
no hayan decidido y se quedará con los que mantengan afinidad.
Fluir con el
planeta es fluir con la galaxia entera. ¿La humanidad actual está creciendo en
afinidad con el planeta? ¿La frecuencia vibratoria generada por la humanidad
está en sincronía con el exterior? Si la respuesta es no, no importa; ya está
el camino solo hace falta recorrerlo.
Artículo de Fabián Latxika.
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