sábado, 8 de febrero de 2014

Un día descubres un grupo nuevo, que es asombroso, y vas corriendo a tu amigo y se lo haces escuchar, y el, entonces te dice: “Mola tío, la música suena muy bien, pero… es en español…” o viceversa.

Siempre me ha parecido indignante desvirtuar a los grupos y artistas por el mero hecho del idioma en que canten. Tengamos en cuenta, que la música está hecha para transmitir, y para transmitir con una canción solo te hace falta tener un corazón predispuesto a ello. Pero no, mucha gente cree que el inglés es el idioma más bonito, o el menos pretencioso y el más estándar, y lo que diga la letra pues le da igual. Normalmente este tipo de gente son seguidores de grupos como Green Day, Sum41, My Cheminal Romance, Avenged Sevenfold, etc…
Y luego tenemos a otro grupo de gente, que la música en inglés no la escucha, porque ellos escuchan la música solo por las letras, de grupos que quizás no tengan ni idea de lo que dicen (Marea, Extremoduro, etc…) , pero es una forma de quedar “diferente” al resto de anglistas.

Yo no es que tenga nada en contra de esos grupos, es más, alguno puede tener su toque de especial; aquí lo indignante es que se separen ambas partes fundamentales de la música. Una buena canción debe tener una buena música, que apoye en una completa armonía a una buena letra, y nunca se deben separar. Ahora bien, siempre pueden haber canciones con una buena letra y ser la música malísima, o viceversa, es ahí cuando hay que saber diferenciar también. En este caso no sería una buena canción, desde mi punto de vista.


En conclusión, la gente que normalmente distingue la música por el idioma, no tiene ni idea, ni de lo que dice, ni por supuesto, de música. Está demostrando con todas sus fuerzas que la música para esa persona no transmite más allá de unas palabras bonitas en un caso, y entro caso más allá de unos acordes. Aprendamos a valorar más este tipo de cosa, que esto ocurre sobre todo en gente de una juventud aún latente, y si nuestra generación es de esta manera musicalmente, ¿qué será de nuestros hijos?

Artículo escrito por Antonio Alarcón

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