jueves, 13 de marzo de 2014


La anciana y moribunda España atraviesa la que podría calificarse como la peor crisis moral, política y de identidad.
La crisis territorial que sufre nuestro país es verdaderamente alarmante. Los nacionalismo periféricos (principalmente el catalán y el vasco) amenazan con aniquilar la unidad nacional. Ya anunció el presidente de la Generalitat (Sí, lo pongo en català , ya que es una lengua tan española como el castellano por mucho que los nacionalistas intenten negarlo) Artur Mas que para 2014 tendría lugar la famosa consulta independentista. Hoy, sus compañeros separatistas vascos de Bildu (Ese grupo integrado por los despreciables y miserables representantes de ETA en las instituciones públicas que chupan del dinero de todos los españoles y que por desgracia tenemos que soportar gracias al gran sistema judicial que tenemos en este país) han anunciado que también convocarán un referéndum sobre la independencia. Visto el panorama actual, no es de extrañar que algunos pensemos que, a este paso, vayamos a correr el mismo destino que Yugoslavia. Pero no solo existen movimientos separatistas en España, si no también en Francia (Nacionalismo corso, occitano, bretón, alsacio, loreno), Reino Unido (Escocia, Gibraltar, Ulster), Alemania (Baviera), Italia (Nacionalismo padano), etc…

La diferencia entre estos países europeos y España es muy simple: En unos están directamente prohibidos, como en el caso de Francia, y en otros apenas tienen representación electoral. Entonces, ¿por qué en España están tan extendidos? La respuesta es bien sencilla: El Estado no hace nada para combatirlos, en lugar de ello permite que estos movimientos separatistas se nutran a través de la manipulación de la Historia (Como la supuesta “conquista” española de Cataluña en 1714 o la afirmación de que Zumalacárregui luchó por la independencia de Euskadi cuando en realidad fue un general español fiel a la causa carlista, luchando por la defensa del absolutismo y los fueros vascos), un falso victimismo como el famoso “Espanya ens roba” (Resulta irónico que se diga esto cuando Cataluña ha sido siempre la favorita de España. Resulta gracioso lo absurdo que puede llegar a ser el nacionalismo catalán pidiendo la independencia al mismo tiempo que piden dinero para pagar sus deudas) o métodos propios de regímenes totalitarios como la imposición del catalán (Multando a los comerciantes que rotulen en castellano, castigando a niños que no hablen catalán en el patio, imposibilidad de estudiar asignaturas en castellano) o el euskera (El año pasado el partido etarra [Las cosas por su nombre] aprobó una ley que permitía el despido en caso de no saber euskera). Lo irónico de esto es que luego los fascistas somos los que nos sentimos españoles.

Puedo afirmar sin equivocarme que los españoles son los más tontos de toda la Unión Europea. España es el único país del mundo donde está bien visto ser nacionalista catalán, vasco, gallego, canario (Y así todas las provincias) pero está mal visto ser patriota, lo cual resulta totalmente absurdo; resultado de una gran ignorancia tanto política como histórica. Ser español, al igual que ser republicano, es un sentimiento que no está sujeto a ninguna ideología. Ser español NO implica apoyar al actual sistema político corrupto decrépito cada vez más decadente. Ser español no implica ser monárquico, católico, conservador, fascista, racista o xenófobo. Ser español no significa estar en contra de las particularidades y culturas regionales si no más bien todo lo contrario como bien dijo Luis de Camões (poeta y escritor portugués del S. XVI): “Hablad de castellanos, aragoneses, navarros o portugueses, porque españoles somos todos”.

Dicho lo cual, no esperéis a que los políticos “arreglen” todo este desastre nacional (Tanto político como económico), ya que no se puede ser la solución siendo el origen del problema. Una vez más, asistimos a una repetición de la Historia: Al igual que en 1808, las élites políticas y económicas están al servicio de potencias extranjeras y oligarquías económicas contrarias al interés nacional. Una vez más, seremos los españoles de a pie quienes tengamos que “rescatar” a nuestra patria de las manos de especuladores y corruptos.


Si algo nos ha enseñado la Historia, es que la fuerza de los españoles reside en la unión, una unión corre más peligro que nunca a día de hoy. Y, cuando valoremos más los lazos históricos y culturales que nos unen en lugar de los que nos separen, será cuando España acabe con todas las fuerzas que amenazan su existencia. En cambio, si en lugar de eso nos dedicamos a seguir callados, resignándonos a aceptar como normal toda la serie de sinsentidos al que asistimos diariamente, el español pasará a ser un mero recuerdo y ocuparemos el mismo lugar que Montenegro, Georgia, Azerbaiján, etc… : Totalmente irrelevante.

Fran Hortal

1 comentarios:

Anónimo dijo...

"El nacionalismo se cura viajando y el carlismo leyendo"