Seguimos
asistiendo en la anciana y moribunda España a un sinfín de
espectáculos y circos que hace mucho que sobrepasaron el umbral de
lo abochornante.
Hace
un par de días la masa progresista de este país convocó una
“Marcha por la Dignidad” debido a la nefasta política económica
llevada a cabo por el actual Ejecutivo español. Pero, los
organizadores de dicha marcha no son la solución a los problemas
actuales de España tal y como ellos pretenden presentarse ante la
sociedad, si no que más bien son parte del problema.
Los
principales organizadores de la “Marcha por la Dignidad”
pertenecen la mayoría a organizaciones políticas de ideología
progresista (Con progresista me refiero a marxista cultural), es
decir, los abanderados en España de la defensa de la democracia, la
inmigración y la igualdad entre clases y géneros…. Y todas esas
palabras que suenan tan bien al oído del ciudadano de a pie, pero
que distan en gran medida de la realidad de estos colectivos.
Comenzaremos
hablando en primer lugar del alto grado de hipocresía de las
organizaciones “progres”. Resulta muy gracioso verles defender
los derechos de los inmigrantes ilegales que violan con demasiada
frecuencia las fronteras españolas en Ceuta y Melilla. Todos los
progresistas presumen de ser muy antirracistas, pero todavía no he
visto a ninguno de ellos acoger a los ilegales en sus casas para
darles de comer y vestirles ni tampoco les veo dar limosna por las
calles. ¡Así resulta muy cómodo ser solidario, antirracista y de
izquierdas! ¡Y si no que se lo digan a Ana Pastor! Lo que desconocen
los progresistas es que la inmigración ilegal únicamente favorece a
los empresarios (Sí, esos a los que tanto dicen odiar) ya que estos
contratan antes al inmigrante que al español debido a que el
inmigrante en situación ilegal es una mano de obra más barata y
fácil de explotar; por lo tanto, la inmigración ilegal supone un
perjuicio para los trabajadores españoles a los que tanto presumen
defender. Fíjese sin son defensores del obrero, que en Andalucía se
gastaron el dinero que la Unión Europea destinó para los cursos de
formación de parados en mariscadas (De esto nadie pide explicaciones
a Soraya Rodríguez ni a Rubalcaba). Para colmo, tienen la caradura
de increpar a la jueza Alaya a la salida del juzgado con gritos de
“¡FASCISTA!”, ¡
únicamente por aplicar la ley! Pero
, “¡Que viva la lucha de la clase obrera!” eso que no se nos
olvide. La creciente precariedad de la situación laboral en este
país no es solamente culpa del gobierno de Aznar (Cuya economía
estaba basada en la especulación inmobiliaria), de Zapatero (Sería
imposible encontrar un gestor más pésimo), o de Rajoy (Con su
fantástica reforma laboral. [Nótese la ironía]), sino también de
los sindicatos, ya que en lugar de ser organismos de presión social
para la consecución de mejoras en la vida laboral han preferido
pasar a ser instrumentos de presión política al servicio de los
partidos progresistas. Cabe especial mención a las que se hacen
llamar “defensoras de los derechos de las mujeres”, es decir, las
FEMEN. Sí señores, esa banda integradas por mujeres que hacen gala
de una gran elegancia y educación en todas sus apariciones públicas.
Citemos algunas de sus célebres consignas como “El aborto es
sagrado” o “El Estado no mete mano en mi coño”. Vale, el
Estado no meterá la mano más en tu coño, pero tampoco te pagará
los 300 o 400 euros del aborto. ¿O para eso sí quieren que les meta
mano el Estado? No podemos olvidar hablar de sus muchas y originales
propuestas para la “Liberación de la mujer de la opresión
machista” tales como no usar productos para proteger la ropa de la
menstruación (En otras palabras, dejar de usar tampones y compresas;
para que les venga la menstruación encima, siguiendo así su “ciclo
natural”).
Otros
componentes de dicho colectivo, y que sin duda merecen ser
mencionados a parte, son los nacionalistas. Si nos fijamos bien, en
todas las manifestaciones de este tipo tenemos la oportunidad de ver
banderas separatistas de todos los rincones de la geografía
española. Llama particularmente mi atención que todos estos
separatismos coinciden en una misma consigna: El Estado fascista
español. Fíjese si somos fascistas en España, que nuestro actual
sistema de organización federal (O autonomías que viene a ser lo
mismo. Únicamente se diferencia en que se llaman comunidades en
lugar de estados a las provincias), el cual solo ha servido para
generar más burocracia y gasto innecesarios así como mayores
tensiones territoriales y corrupción, es uno de los más
descentralizados de Europa, otorgando a las Comunidades Autónomas un
grado mayor de autogobierno que el que tienen los estados de EEUU.
Fíjese usted si somos fascistas en España que permitimos que las
comunidades bilingües fomenten únicamente sus lenguas regionales
mientras prohíben la lengua vehicular en todo el Estado. Fíjese si
somos fascistas que permitimos sistemas educativos inconstitucionales
de inmersión lingüística, pitadas al himno nacional o quemas de
nuestra bandera de una forma totalmente impune. Fíjese si somos
fascistas en España que permitimos la presencia de organizaciones
terroristas en las instituciones, soltamos a los presos de dicha
banda so pretexto de enfermedades terminales falsas, vejándonos y
riéndonos de las víctimas de sus atentados. Que fascistas son las
declaraciones de políticos como Eduardo Madina: “Antes con Bildu
que con el PP”. O el humanista de Pablo Iglesias. Sí, ese mismo
que se las da de patriota pero que luego aparece en todas las
campañas nacionalistas por el “derecho a la autodeterminación”.
Es ese mismo Pablo Iglesias quien califica de fascistas las
actuaciones policiales en España pero que cobra 30.000 euros por
asesorar al gobierno venezolano (El cual reprime a tiros las
manifestaciones). Es también ese Pablo Iglesias quien defiende los
derechos de los homosexuales pero al mismo tiempo apoya al gobierno
iraní (Cuyo gobierno no es que sea el principal impulsor de los
derechos de los gays precisamente) ¡Ya quisieran Hitler o Mussolini
haber sido la mitad de fascistas que somos los españoles de hoy en
día!
Pues
sí, fíjense lo tontos que podemos llegar a ser los españoles
pensando que toda esta banda de caraduras van a solucionar los
problemas de España. Pero, ¡ojo! ¡Que tampoco me olvido de los
salvapatrias del PP! Sin duda, el Sr. Rajoy está muy preocupado de
que los españoles alcancemos el Reino de Dios. Para ello, destina el
dinero de la educación, la sanidad y los servicios sociales hacia la
Iglesia porque, ¿no habéis oído que de los pobres es el Reino de
los Cielos? Pues esta afirmación es del todo cierta en España:
Ellos ponen a buen recaudo sus fortunas en los “satánicos”
bancos suizos mientras nosotros nos comemos su “Reino de Dios”
disfrazado de
democracia perfecta.
Pero
el mayor de todos los problemas españoles es la respuesta a la
siguiente pregunta: ¿A quién le importa todo esto? La respuesta: A
nadie. Sí, ese es el problema de nuestra sociedad, que a nadie le
importa. A nadie le importa que estén condenando nuestro porvenir y
el de las futuras generaciones a las condiciones sociales que, a este
paso, serán las propias de una posguerra. ¿Pero todo esto qué nos
importa mientras nos sigan diciendo que hay brotes verdes, que
estamos en la senda del crecimiento o que vivimos en una sociedad
moderna y democrática? Mientras tengamos fiesta los viernes y
sábados, fútbol los domingos y MYHYV o Sálvame de lunes a viernes,
¿qué importa que
cada día que pase sin que nosotros hagamos nada nuestro futuro sea
más y más
oscuro e incierto?
¿Qué
más da que los nacionalistas estén adoctrinando libremente a todos
los niños de Cataluña, Euskadi o Galicia a base de tergiversaciones
históricas fácilmente desmontables?
Pues
sí señores, España se va a ir al carajo, y, cuando eso pase, los
españoles haremos lo que mejor sabemos hacer: Echarle la culpa a
otro.
Y,
como al paso que van las cosas, parece que nadie va a hacer nada por
evitarlo, aquí os dejo el futuro mapa político de la Península
Ibérica.
Artículo escrito por Fran Hortal
0 comentarios:
Publicar un comentario