Vivimos
en la era de la tecnología, de los continuos y acelerados avances de
la ciencia, una época de cambios constantes. Estos avances, como
cabe esperar, han ido acompañados de lo que consideramos avances en
la sociedad, los cuales, entre otras cosas, han incrementado
enormemente, sin lugar a dudas, las posibilidades de acceso a la
enseñanza: sólo tenemos que echar una mirada sesenta años atrás
en la historia de nuestro país.
Y
es por ello, que hoy en día se considera que estamos viendo a la
juventud mejor preparada, la más formada.
Si
lo pensamos, en cuanto a cantidad, no es una afirmación tan
descabellada, pues, ¿cuántos jóvenes tendrían acceso a la
enseñanza en el siglo XV? O, por qué irnos tan lejos, en el siglo
XX.
Pero
partiendo de lo que significa estar formado, de los conocimientos…
¿Realmente podríamos decir que la juventud que sale año tras año
de las aulas de los institutos, o de las universidades, está bien
preparada?
Según
lo que entendamos por “preparada” esta pregunta podría tener
respuesta negativa o positiva, porque si entendemos que lo que se
necesita es que sepan realizar un determinado trabajo para beneficio
de la sociedad, no dudaré en que sí, se está preparado. Con otras
palabras, es una juventud
programada, como si de una máquina se tratase.
Pero
yo considero que una persona preparada, lista para afrontar el
futuro, debería ser una persona que pueda pensar por sí misma, que
esté abierta al conocimiento, que no se le encasquete en un cajón
del que no pueda salir, que conozca el mundo donde vive.
De qué sirve que haya estado años preparándose para el reto que se
le va a imponer, si no ha empleado esos años en conocer de verdad,
en aprender. Este tema nos
derivaría a la obligación que nos hacen sentir hoy en día a todos
los jóvenes para realizar bachiller y posteriormente ingresar en la
Universidad, lo que nos lleva a que miles de jóvenes estudien sin
realmente querer estudiar o estudien algo que no es lo que les gusta,
sólo por el hecho de estudiar. Esto desemboca en un menor
aprovechamiento del estudio por parte del alumno así como en la
masificación de las aulas. Pero estos problemas darían para un
artículo a parte, por lo que sólo contaré con ellos para entender
a lo que me refiero.
Por
otra parte, dejando a un lado la preparación académica, la
juventud está enfermando,
y cada día son más evidentes los síntomas. La decadencia a la que
día tras día nos está llevando la sociedad capitalista en la que
vivimos hace despertar en las mentes la desilusión, el pesimismo, la
incertidumbre, y llega más lejos todavía, pues maneja a su voluntad
la vida de las personas o les roba a éstas las ganas de seguir en
este mundo. Y, ante esta
situación de continuas
injusticias, de maltratos y agresiones diarias (físicas o
psicológicas), de miseria para tantos y buen vivir para tan pocos,
¿cómo reacciona la juventud?
Hay
una parte revolucionaria, que lucha a su manera, que es crítica,
que, en definitiva, se mueve por lo que cree. Pero seamos realistas,
no es la que más abunda. La
generalidad se ha convertido en una masa a la que no le importa ser
clasificada e identificada,
que aspira como mucho a quejarse sobre lo que no le gusta pero sin
pararse a pensar que puede hacer algo por cambiarlo, que se contenta
con llamar “ladrón” o “corrupto” a un político porque, a
día de hoy, es lo que se ha puesto de moda, pues ni si quiera
realmente son conscientes de lo que está pasando. Por lo que,
volviendo a la pregunta del principio… ¿Están preparados para el
futuro? Con ello vemos que no, están preparados para trabajar, para
contribuir a la sociedad como se espera que lo hagan, sin importar
qué, pero desconocen el
funcionamiento del mundo en el que viven,
en cualquier aspecto.
Esta
juventud que se está creando son millones de peones nutridos por el
egoísmo, al servicio sí mismos, o al menos eso creen, pues quizás
la mayoría de ellos no logren entender que sus vidas no les
perteneces, que se están limitando a escoger entre las opciones que
se le ofrecen, sin plantearse si quiera que existen otras
posibilidades.
El
conformismo, la crueldad, el egoísmo, la competencia y la
superioridad junto con el inexistente compromiso social, son las
bases en las que, al parecer, se asentará la sociedad del futuro.
¡Brindemos por ello!
MG
0 comentarios:
Publicar un comentario