El mundo espiritual es un lugar accesible que está
siempre presente, acompañándonos en nuestra vida diaria. En aquel mundo las
reglas del juego operan de manera distinta y se necesita experiencia para poder
moverse a voluntad y conciencia. Pero hay ciertos tipos de personas a las que
les es natural hacerlo e incluso lo es para todos y los niños tienen esa
afinidad y ventaja. Los niños tienen una característica especial y es la
inocencia, la inocencia les permite no juzgar y así disfrutar la situación con
plenitud y sin bloqueos.
Los niños al no adquirir las cargas mentales de la
familia y sociedad experimentan con plena libertad todo tipo de mundos y
sensaciones. Al no aprender cómo son las cosas, simplemente ven las cosas como
son. Al tener sus sentidos agudos sirven en muchísimas ocasiones de canales
energéticos y espirituales. Ya que prácticamente antes de nacer provenían de
aquel mundo y su conexión básicamente es reciente. Sin embargo todos provenimos
de aquel mundo pero hay quienes mantienen su conexión más frecuente que otros,
esto derivado de los contextos que influyen sobre el individuo.
Los niños son los maestros más grandes en cuanto a vivir
y sentir, ya que al portar más fuerte la inocencia, ven las cosas como son. Existe
una frase que según la biblia cristiana, Jesús dijo “Solo los niños entrarán al
reino de los cielos” o al menos es la esencia de tal mensaje. Los niños
reflejan el niño interior nuestro, el cual nos servirá para guiarnos a lo más
profundo de nosotros, a lo más profundo del espíritu y alma.
Fabián Latxika.
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