jueves, 13 de marzo de 2014


Si bien es cierto que hay infinidad de géneros cinematográficos, también es veraz que tres de todos ellos acaparan semanalmente las taquillas cinematográficas: Terror, acción y amor. Estas tres clases de cine cautivan a los espectadores, produciéndoles éxtasis santateresianos. El terror provoca reacciones de intenso pánico y angustia, la acción entretiene por el gran despliegue de efectos especiales, y el amor humano (falso mito inexistente) produce “mariposas gástricas”.

Mis contemporáneos seguidores, ¿no es más cierto que una hermosa película religiosa nos llena de gozo divino?,¿acaso no anhelamos salir de las salas cinematográficas iluminando al mundo con el bello mensaje proveniente de los cielos? Soy suficientemente evolucionado en conciencia como para saber que el ser humano natural gusta de experimentar toda clase de emociones, y así hacer de la vida un juego apasionante.

Por lo citado anteriormente, los cristianos hemos de fomentar en nuestros allegados el ferviente deseo de visionar filmes que sean constructivos para el alma, sanadores para el corazón, productivos para la mente racional. Os exhorto queridos hermanos a consumir cine sublime, glorioso, santo y celestial.


Jesús Kuicast

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