Si bien es cierto que hay
infinidad de géneros cinematográficos, también es veraz que tres
de todos ellos acaparan semanalmente las taquillas cinematográficas:
Terror, acción y amor. Estas tres clases de cine cautivan a los
espectadores, produciéndoles éxtasis santateresianos. El terror
provoca reacciones de intenso pánico y angustia, la acción
entretiene por el gran despliegue de efectos especiales, y el amor
humano (falso mito inexistente) produce “mariposas gástricas”.
Mis contemporáneos
seguidores, ¿no es más cierto que una hermosa película religiosa
nos llena de gozo divino?,¿acaso no anhelamos salir de las salas
cinematográficas iluminando al mundo con el bello mensaje
proveniente de los cielos? Soy suficientemente evolucionado en
conciencia como para saber que el ser humano natural gusta de
experimentar toda clase de emociones, y así hacer de la vida un
juego apasionante.
Por lo citado anteriormente, los cristianos hemos de
fomentar en nuestros allegados el ferviente deseo de visionar filmes
que sean constructivos para el alma, sanadores para el corazón,
productivos para la mente racional. Os exhorto queridos hermanos a
consumir cine sublime, glorioso, santo y celestial.
Jesús Kuicast
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