Queridos amigos, os voy a contar una historia que no es ciencia ficción, pues es tan cierta como que el sol sale cada mañana. Conocí a una mujer de personalidad firme pero agradable. Su corazón era noble, ella sólo albergaba amor y luz que durante años había sido apagada por las visicitudes del desafortunado destino. Llevaba en el corazón grabado a fuego el sentido universal de la justicia. Un ser de luz aturdido por el poderoso amor, cayó en las redes del agravia y la vejación. Nunca pensó que el hombre del que estaba enamorada se transformaría en su tormento, al cual temería noche tras noche. Llegó un buen día en que aquel hombre dejo de ser humano para convertirse en un monstruo misógino. Ella se fue percatando de manera paulatina. Un día la desgracia se personificó en la casa de los enamorados, ella había descubierto "la cara oculta de la luna", y anhelaba no volver a contemplarla nunca más.
Nuestra querida protagonista consiguió escapar de las fauces del maligno. Sin embargo el peligro le acechaba, pues el demonio disfrazado de ángel de luz aguardaba el momento exacto para atemorizarla. Él la quería, pero no entendía el amor sin la nociva posesión. Los que más querían a nuestra victoriosa, que así se llamaba esta dama, no supieron nada de lo acaecido hasta tiempo después. La cólera en todos fue manifiesta, ¿cómo habían podido herir a alguien con un corazón formado por perlas preciosas?.¿por qué la suerte le había dado la espalda de nuevo? Nunca hubo respuesta para tales cuestiones, y creo que jamás las habrá. Valiente y decidida determinó que debía confiar en la justicia, firme a sus ideales, quizá utópicos. La justicia terrenal le falló, desprotegiéndola, abandonándola en un oscuro bosque, bajo la fluorescente mirada de un lobo.
Sin embargo ella siempre supo que los que de verdad la querían jamás le fallarían.
Artículo escrito por Jesús Kuicast.
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