lunes, 12 de mayo de 2014


Me resulta tremendamente gracioso, a la vez que irritante, escuchar a los catalanes hablar sobre la democracia y el derecho a decidir. A mí me gustaría poder preguntarles, ¿cómo os atrevéis a exigir con tal descaro el derecho a decidir sobre algo que no es vuestro? Cataluña pertenece al Reino de España, a todos los españoles. En nuestra Nación, si hay un principio que pueda ser considerado sagrado e inviolable es el de la innegociable unidad de España.

Por tanto, no hay debate posible. El noreste de la península ibérica es un territorio que pertenece a España y nadie se lo va a arrebatar. Si los nacionalistas catalanes quieren un estado propio, les recomiendo que vayan buscando un islote o un pedazo de tierra que no pertenezca a ninguna Nación, porque nadie va a acceder a costear territorialmente su absurda utopía.

Su carrera hacia la independencia es una carrera hacia el precipicio. Los expertos en materia económica y política (y la propia lógica) indican que una Cataluña independiente sería inviable. Se condenaría a quedar fuera de la UE, al aislamiento internacional, perderían el amparo de España (conviene recordar el rescate de casi 6.000 millones de euros que evitó la quiebra de la comunidad) y en definitiva, caerían en la ruina económica y social.

Personalmente, estoy convencido que el objetivo del nacionalismo catalán es económico, es decir, conseguir un concierto económico al estilo de Navarra y País. Y por supuesto,  desean aumentar las materias sobre las que tienen competencia, aunque no estén admitidas constitucionalmente. Esta percepción me lleva de manera directa a otra variable que ha agudizado el problema nacionalista: el fracaso del modelo autonómico.

Las Comunidades Autónomas fueron un intento de integrar a los nacionalistas y de afrontar la pluralidad de España. Se diseñó con la mejor intención, pero ha sido un fracaso con el que se debe acabar.  La pluralidad de España no se defiende más y mejor cediendo a los caprichos nacionalistas y desconcentrando cada vez más el estado. Las propuestas federalistas son un paso más hacia la destrucción de nuestra Nación. Los separatistas no se quieren integrar, por lo que seguir cediendo a sus demandas es un suicidio nacional intolerable.

La pluralidad, uno de los factores de unión y fortaleza de España, ese lazo que nos ha hecho ser tan grandes y especiales, está siendo convertida por los nacionalistas en un arma desintegradora y diferenciadora.
Nuestro gobierno, como en otros tantos aspectos, permanece de brazos cruzados, sin aplicar ningún tipo de antídoto contra el veneno separatista. Porque hay remedios al problema, pero hay que tener el valor y la responsabilidad para emplearlos.

Solo me queda hacer un llamamiento a los españoles que son de Cataluña y que han caído en la trampa nacionalista. Les pido que pongan fin a esto. No dejéis que os sigan engañando, no dejéis que el odio siga dirigiendo vuestras vidas. Abandonad la espiral de destrucción en la que queréis sumirnos a todos. Partiendo de nuestras peculiaridades, los españoles hemos construido una historia, una cultura y una Nación juntos, porque a pesar de nuestras particularidades, estamos hermanados. Hermanados por la tierra y por la sangre.
Cataluña es España. España es una e indivisible. Y ya está.

Artículo escrito por Adrián Nicolás Doblas.
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