Me resulta tremendamente gracioso, a la vez que irritante,
escuchar a los catalanes hablar sobre la democracia y el derecho a decidir. A
mí me gustaría poder preguntarles, ¿cómo os atrevéis a exigir con tal descaro
el derecho a decidir sobre algo que no es vuestro? Cataluña pertenece al Reino
de España, a todos los españoles. En nuestra Nación, si hay un principio que
pueda ser considerado sagrado e inviolable es el de la innegociable unidad de
España.
Por tanto, no hay debate posible. El noreste de la península
ibérica es un territorio que pertenece a España y nadie se lo va a arrebatar.
Si los nacionalistas catalanes quieren un estado propio, les recomiendo que
vayan buscando un islote o un pedazo de tierra que no pertenezca a ninguna
Nación, porque nadie va a acceder a costear territorialmente su absurda utopía.
Su carrera hacia la independencia es una carrera hacia el
precipicio. Los expertos en materia económica y política (y la propia lógica)
indican que una Cataluña independiente sería inviable. Se condenaría a quedar
fuera de la UE, al aislamiento internacional, perderían el amparo de España
(conviene recordar el rescate de casi 6.000 millones de euros que evitó la
quiebra de la comunidad) y en definitiva, caerían en la ruina económica y
social.
Personalmente, estoy convencido que el objetivo del
nacionalismo catalán es económico, es decir, conseguir un concierto económico
al estilo de Navarra y País. Y por supuesto, desean aumentar las materias sobre las que
tienen competencia, aunque no estén admitidas constitucionalmente. Esta
percepción me lleva de manera directa a otra variable que ha agudizado el
problema nacionalista: el fracaso del modelo autonómico.
Las Comunidades Autónomas fueron un intento de integrar a
los nacionalistas y de afrontar la pluralidad de España. Se diseñó con la mejor
intención, pero ha sido un fracaso con el que se debe acabar. La pluralidad de España no se defiende más y
mejor cediendo a los caprichos nacionalistas y desconcentrando cada vez más el
estado. Las propuestas federalistas son un paso más hacia la destrucción de
nuestra Nación. Los separatistas no se quieren integrar, por lo que seguir
cediendo a sus demandas es un suicidio nacional intolerable.
La pluralidad, uno de los factores de unión y fortaleza de
España, ese lazo que nos ha hecho ser tan grandes y especiales, está siendo
convertida por los nacionalistas en un arma desintegradora y diferenciadora.
Nuestro gobierno, como en otros tantos aspectos, permanece
de brazos cruzados, sin aplicar ningún tipo de antídoto contra el veneno
separatista. Porque hay remedios al problema, pero hay que tener el valor y la
responsabilidad para emplearlos.
Solo me queda hacer un llamamiento a los españoles que son
de Cataluña y que han caído en la trampa nacionalista. Les pido que pongan fin
a esto. No dejéis que os sigan engañando, no dejéis que el odio siga dirigiendo
vuestras vidas. Abandonad la espiral de destrucción en la que queréis sumirnos
a todos. Partiendo de nuestras peculiaridades, los españoles hemos construido
una historia, una cultura y una Nación juntos, porque a pesar de nuestras
particularidades, estamos hermanados. Hermanados por la tierra y por la sangre.
Cataluña es España. España es una e indivisible. Y ya está.
Artículo escrito por Adrián Nicolás Doblas.
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