Qué
alegría tan inmensa me dio mi paisana Ruth Lorenzo el pasado fin de semana, en
el festival de Eurovisión. No por terminar en una más que honrosa novena
posición, que a todos se nos quedó en poco por su gran actuación, sino por lo
que ocurrió después. Ruth entró en directo al programa de TVE posterior al
festival envuelta en una bandera de España, y declaró abiertamente lo orgullosa
que estaba de representar a su país y de ser española.
Que
bonitas son este tipo de reivindicaciones patrióticas, y por desgracia, que
poco habituales. En la actualidad, para presumir de España sin que muchos te
señalen o te traten casi como a un bicho raro, hay que esperar a los éxitos de
nuestros deportistas, tanto a nivel colectivo (sobre todo con la selección
española de fútbol) como a nivel individual.
Siempre
he dicho que España está sufriendo un proceso de despatriotización. Cada vez
menos gente presume sin complejos de su Nación, su bandera y su himno. Los
culpables de esta situación me parecen evidentes. En primer lugar, la necia
izquierda, que insiste en la absurda idea de relacionar el patriotismo y los
símbolos nacionales con el franquismo, el fascismo o la extrema derecha en
general. En segundo lugar, el sistema autonómico, que ha realzado ficticias
diferencias entre los españoles, promoviendo el rechazo y el alejamiento del
denominador común que es España. Por último encontramos a los ciudadanos que
han cedido a estas presiones y se han acomplejado sin tener motivo para ello.
Vaya a
donde vaya y esté con quien esté, siempre presumiré de ser español, siempre
habrá cerca de mí una bandera española y siempre se escuchará el himno con
emoción y respeto. ¿Acaso es todo eso algo malo? ¿Creen los progresistas que
son más modernos y más inteligentes por mantener una postura individualista y
antipatriótica?
Amar y
respetar a tu Nación no te convierte en un ser irracional, primitivo y radical,
que es lo que algunos quieren dar a entender. Al contrario, este patriotismo te
hace enfrentar de una manera más responsable y comprometida los problemas que
sufre España. Se lucha más firmemente por aquello que se quiere.
Animo
desde aquí a acabar con esta despatriotización de una vez. Todo orgullo es poco
cuando hablamos de España. Debemos poder presumir de manera libre y convencida
de nuestro país. Debemos conocer su historia y su cultura para poder respetarla
y admirarla. Y sobre todo, tenemos que dejar claro que ser español no es una
cuestión de izquierdas o de derechas. No hay fachas y rojos, hay españoles.
Artículo escrito por Adrián Nicolás Doblas.
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