domingo, 18 de mayo de 2014


Qué alegría tan inmensa me dio mi paisana Ruth Lorenzo el pasado fin de semana, en el festival de Eurovisión. No por terminar en una más que honrosa novena posición, que a todos se nos quedó en poco por su gran actuación, sino por lo que ocurrió después. Ruth entró en directo al programa de TVE posterior al festival envuelta en una bandera de España, y declaró abiertamente lo orgullosa que estaba de representar a su país y de ser española.

Que bonitas son este tipo de reivindicaciones patrióticas, y por desgracia, que poco habituales. En la actualidad, para presumir de España sin que muchos te señalen o te traten casi como a un bicho raro, hay que esperar a los éxitos de nuestros deportistas, tanto a nivel colectivo (sobre todo con la selección española de fútbol) como a nivel individual.

Siempre he dicho que España está sufriendo un proceso de despatriotización. Cada vez menos gente presume sin complejos de su Nación, su bandera y su himno. Los culpables de esta situación me parecen evidentes. En primer lugar, la necia izquierda, que insiste en la absurda idea de relacionar el patriotismo y los símbolos nacionales con el franquismo, el fascismo o la extrema derecha en general. En segundo lugar, el sistema autonómico, que ha realzado ficticias diferencias entre los españoles, promoviendo el rechazo y el alejamiento del denominador común que es España. Por último encontramos a los ciudadanos que han cedido a estas presiones y se han acomplejado sin tener motivo para ello.

Vaya a donde vaya y esté con quien esté, siempre presumiré de ser español, siempre habrá cerca de mí una bandera española y siempre se escuchará el himno con emoción y respeto. ¿Acaso es todo eso algo malo? ¿Creen los progresistas que son más modernos y más inteligentes por mantener una postura individualista y antipatriótica?

Amar y respetar a tu Nación no te convierte en un ser irracional, primitivo y radical, que es lo que algunos quieren dar a entender. Al contrario, este patriotismo te hace enfrentar de una manera más responsable y comprometida los problemas que sufre España. Se lucha más firmemente por aquello que se quiere.

Animo desde aquí a acabar con esta despatriotización de una vez. Todo orgullo es poco cuando hablamos de España. Debemos poder presumir de manera libre y convencida de nuestro país. Debemos conocer su historia y su cultura para poder respetarla y admirarla. Y sobre todo, tenemos que dejar claro que ser español no es una cuestión de izquierdas o de derechas. No hay fachas y rojos, hay españoles.

Artículo escrito por Adrián Nicolás Doblas.

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