domingo, 21 de septiembre de 2014


Estimadísimos y clarividentes lectores, un día más retorno en aras de transmitir mi más sincera opinión acerca de lo acaecido en este mundo caído, envuelto por la lúgubre atmósfera del relativismo posmoderno, la malévola nebulosa que confunde sin óbice alguno a los habitantes del globo terrestre. Loados seguidores, no está en mis pretensiones adulterar la realidad con el mero objetivo de vanagloriarme ante los duchos del intelecto; y por consiguiente, sólo ambiciono exponer mi criterio sustentado en las bases de la racionalidad iluminada: piedra angular de la totalidad de mi discurso escrito. Mis fidedignos lectores, en el día presente me concierne un asunto absolutamente polémico e inesperado. ¿Están la Universidades españolas contaminadas por la izquierda socio-política?

Desde hace varios años, he podido ser testigo ocular de cómo las universidades españolas propugnan la ideología socialista y comunista, sin pudor alguno. Aquellos que nos mantenemos dentro del espectro político conservador, somos víctimas de esta terrible corriente ideológica progresista preponderante. En las aulas de casi todos los grados que se pueden cursar en la mayoría de los grados universitarios, los alumnos abrazan intensa y amablemente los sermones falaces y traidores de la izquierda: introducida a fuego en las aulas, perturbando las mentes de sus devotos e intimidando a la cuerda minoría derechista. ¿Son los profesores universitarios los culpables de tamaño drama? No en todos los casos, mas algunos contribuyen a que se acreciente esta tremenda desigualdad. No obstante, los principales culpables de esta pérfida contaminación son los jóvenes, que atraídos por discursos utópicos e inviables, propugnan el carpe diem de la aberración; es decir, vivir el día a día por y para el hedonismo más supremo. ¿Para qué pensar en el mañana? Si quizá, nos encontremos en el más allá o según muchos nihilistas, en la "nada". Temo afirmarles que esta filosofía imperante es falsa y colosalmente nociva para la humanidad. El pasado nos sirve para aprender, el presente para vivir con lo aprendido, y el futuro para establecer retos en aras de mejorar. Sin embargo, el pasado no puede atarnos, y el futuro no puede condicionarnos el presente. En lugar del "Carpe Diem", yo impondría el "vive tu día con lo aprendido, y sé consciente de las consecuencias futuras de tus actos presentes". Puedo asegurar y aseguro que ésta es la única y verdadera clave para una vida asentada sobre la elevada consciencia que nos posibilita gozar de la armonía más plena.

La ideología izquierdista, desde sus principios es una suerte entre rebeldía e ilusionismo; formando una utopía a nivel práctico. Desde mi prisma: "rojos" son tanto los comunistas puros como los socialistas moderados. Ambos defienden el desorden nacional y la transgresión de lo establecido para satisfacer las necesidades de un ser humano cada vez más egoísta y desviado en el camino que lleva a la fuente de la vida. Podríamos afirmar que el izquierdismo socio-político fue, es y será un delirio paranoico. La soberbia intelectual y la ausencia de disciplina en todas las facetas existenciales, atributos principales la izquierda, son una gran tentación para todo aquel que hastiado o resignado por las coyunturas circunstanciales, decide traspasar el "límite solar" para adentrarse en el "valle de las sombras". ¿Por qué "el rojerío nacional español" odia tanto a la Iglesia Católica? Yo se lo relataré, mis queridos lectores. El comunismo y socialismo (casi iguales): potencian la soberbia intelectual humana en esencia, como ya he citado anteriormente. El cristiano proclama la magnanimidad y omnipotencia divinas. Aquel que sigue las huellas del Cristo redentor, no cree que puede comprender y solucionarlo todo. Somos hijo de Dios, todo se lo debemos a Él, por lo que la iluminación mística prevalece sobre la razón megalómana propia de una humanidad pecaminosa desde Adán y Eva. La izquierda socio-política es el garante de la existencia de la hipocresía en este mundo. Me aventuraría incluso a afirmar que el diablo se halla detrás de este movimiento ideológico internacional.

Son muchas las voces que se alzan proclamando la necesaria  evolución de La Iglesia Católica; por consiguiente, la santa sede se haya presionada y criticada constantemente. Si la Iglesia Católica cambiara sus dogmas de fe, evidenciaría su falsedad como Iglesia de Dios en la Tierra, y entraríamos en un sombrío periodo de apostasía. Las verdades de Dios son eternas y no mutan como las certezas científicas, que se refutan incesantemente por otras nuevas. ¿Cómo osan los científicos calificar a los religiosos de cavernícolas y anacrónicos? Sólo los iniciados en las ciencias ocultas poseen la plenitud de la verdad; expuesta implícita y explícitamente en Las Sagradas Escrituras. Un científico se halla en el primer grado de sabiduría; un iniciado, en el último grado de sabiduría: contemplando a Dios en todo su fulgor y gloria.

Las universidades y sus magistrados nos instruyen en las disciplinas humanas, pero jamás en las divinas. ¿No es más cierto que todo emana de Dios? ¿Hay acaso algún maestro que pueda compararse con el mismísimo Creador del Universo? ¿Es la izquierda el brazo ideológico del príncipe de las mentiras?

Queridos hermanos, yo os exhorto a abrazar las verdades emanadas de Dios misericordioso, que fueron reveladas desde los principios de la Tierra.


Artículo escrito por Jesús Kuicast.

1 comentarios:

Unknown dijo...

Es increíble que en pleno siglo XXI pueda encontrarme discursos semejantes hablando poco distinto a como lo haría un sacerdote del siglo IV, por poner un ejemplo... Y si, con eso quiero decir que después de un gran salto secular, todavía se mantiene el arte de avasallar a la gente con la palabra, ya sea rimbombante y asfixiosamente adornada de epítetos cansados de acompañar a las mentiras que relatan sus oradores (como es el caso) o simlemente limitandose a machacar y a intentar destruir sin criterio alguno, sin "Método científico", algo que alguien ha estudiado durante años como viable; algo que la propia sociedad respeta por ideales; o algo que la gente de a pie, el pueblo, pide a gritos; etc...

No desgastéis tanto el mundo... Sois muchos los que vivís con el miedo a Dios en el cuerpo o debiendo vuestra vida a "él". No intentéis meter ese miedo y vuestra forma de pensar en la cabeza de alguien que sólo lucha por un raparto JUSTO de los bienes del pueblo (con justo me refiero a que, si no es tuyo, no lo cojas). No intentéis agachar la cabeza de los que hoy alzan su puño pidiendo equidad indistintamente de raza o género en cualquier asunto de la cotidianidad de una vida humana. No intenteis engañarnos para inflar las filas de los que sólo hacéis que chupar del bote mientras lo llenan familias obreras con el sudor de sus frentes y el esfuerzo de sus riñones.

Basta ya de gente como vosotros. Basta ya de sandeces sobre Dios. El que Dios exista o no, no condiciona a nadie para intentar quitar del medio a gente como vosotros. A los oradores, a los políticos, a los lameculos y a los culoslamidos del Estado, que, como vuelvo a repetir, sólo se aprovechan de todas las familias humildes para llenar sus arcas.
Dejad de involucrar a Dios de esta manera en el 2014. Ya no hay cabida para un pensamiento tan subyugativo, tan (SI) cavernícola, tan retrógrado y tan absurdo como lo es deber tu vida a Dios. Y menos para aprovechar la debilidad moral de la gente para intentar conducir su vida como un rebaño de borregos.
Somos personas, no cabras ni animales de granja.
Una chica que por el error que sea necesita abortar y no puede: no es persona... Es un número más en vuestras cuentas.
Una pobre mujer desempleada sin poder mantener a su familia y a la que embargan la casa: no es una persona... Es un número más en vuestras cuentas.
Una persona pluriempleada incapaz de llegar a fin de mes por lo bajo de sus sueldos y con hijos a los que cuesta cada vez más llevar a la escuela bien vestidos: no es una persona, amigo mío... Es un número más en vuestras cuentas...

Es muy fácil tachar de roja rebeldía a los movimientos de izquierda que sólo piden a gritos lo que la gente del pueblo, la gente de a pie merece. Lo que quiere. Que al fin y al cabo son las gentes que levantan este país con sus esfuerzos. No Dios. Ni la gentuza que nos trata como ganado.