martes, 16 de septiembre de 2014


Áureos y pacíficos lectores, un día más me dispongo a embarcarme en la aventura opinante, me siento eternamente agradecido por esta gloriosa labor encomendada. En el gris día de hoy tengo la firme determinación de tratar un asunto sumamente controvertido. Una cuestión que sólo por el mero hecho de ser reflexionada, enfurece a centenares de "borregos" que siguen a sus pérfidos pastores, aturdidos por los ecos paganos del mundo posmoderno. Mis queridísimos seguidores y detractores, el tema que me concierne es sobre el magnánimo y excelso Santo, San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador de la santísima "Obra de Dios", conocida oficialmente como "Opus Dei" por su traducción al latín.

Muchos son los que durante décadas se han encargado despiadadamente de criticar a la Obra cristiana que fundó un joven sacerdote de Barbastro. En los últimos años hemos contemplado con consternación como algunos libros han arribado al éxito introduciendo en sus siniestras tramas a "La Obra de Dios", representándola como una mafia religiosa con intereses monetarios. Una empresa del mal encargada de captar mentes en aras de convertir a los adeptos en viles secuaces en busca de almas perdidas. Autores como Dan Brown, afamado por su best-seller "El código Da Vinci" y otras blasfemias escritas, son los diabólicos responsables de esta fama viral y odiosa que se ha propagado en contra de los hijos del Señor. Una reputación inmerecida para tan magna obra divina. El Opus Dei es una prelatura personal; una organización critiano-católica que tiene cierto grado de autonomía con respecto al Vaticano. El máximo guía del Opus Dei es el Prelado, obispo de "La Obra", una suerte de diócesis sin territorio definido; esto es un caso excepcional en La Iglesia Católica, y le fue concedido por el papa San Juan Pablo II este privilegiado estatus, pues la organización cristiana fundada por Escrivá de Balaguer ha sido loada por su bendita y gloriosa labor en el seno de la Iglesia, así como su benigna influencia para el mundo cristiano.

Algunos ignorante se atreven a proferir sentencias desconsideras y desproporcionadas en contra del Opus Dei. ¿Por qué? Por el mero hecho de ser una prelatura conservadora, guardiana de la fulgurosa tradición católica. Los miembros de "La Obra" viven una vida intensa, construida sobre los cimientos cristianos más puros y sublimes. San Josemaría nos exhortaba a ser santos en el día a día. Con palabras de amor, el Santo exponía una nueva concepción de santidad, esa que se adquiere en cualquier lugar de la vida ordinaria. No es necesario enclaustrarse en un monasterio o convento para arribar a ser santo, sino que en nuestros trabajos ordinarios, en medio de este confuso y aberrante mundo, tenemos la posibilidad de optar a ser los mejores en cuanto a benevolencia, caridad, carisma, disciplina, esfuerzo...Pero no todo queda ahí, los miembros de La Obra han de ser los mejores en sus estudios y profesiones correspondientes, pues el trabajo bien hecho dignifica al hombre. No debemos olvidar que Jesús trabajó con su padre San José muchos años antes de marchar a predicar. El padre San Josemaría escribió varios libros proporcionándonos una suerte de instrucciones que pueden ayudarnos a lograr la santidad. "CAMINO" es la obra más célebre de San Josemaría, en ella encontramos cientos de máximas que nos ayudan a seguir el recto camino cristiano de la espiritualidad disciplinada, de la moralidad aplicada, de la santidad potenciada.

La estructura interna de La Prelatura está basada en el grado de involucramiento que cada miembro pretenda. El Opus Dei es un regalo de Dios para la humanidad, dentro de La Obra hallamos familias felices y triunfantes. Hombres y mujeres educados y cultivados en el arte de la cultura universal. Personas con un profundo sentido de la espiritualidad. Bienaventurados hijos de Dios que guardan celosamente los mandamientos y preceptos de La Santa Madre Iglesia. Una comunidad global que fomenta con la dulzura de Virgen María el amor al prójimo y con ello el amor divino. Un milagro en la Tierra, verdaderos centinelas pacíficos del catolicismo. Admirables seguidores, una institución religiosa de tamaño prestigio y con un cierto grado de hermetismo, es susceptible a ser argumento de novelas con tramas conspirativas y siniestras. Autores que sólo buscan dinero a pesar del inmenso daño que puedan causar con sus publicaciones a los demás.

San Josemaría descubrió su vocación sacerdotal a temprana edad, pues siendo un niño ya amaba y actuaba conforme los designios divinos. Fue perseguidos por los malhechores de la segunda repúblicas; rojos que anhelaban la sangre de los sacerdotes cual perversos sicarios. Quemaron y destruyen infinidad de iglesias consagradas a Dios. Un joven sacerdote que logró escapar con la ayuda de amigos y familiares. El camino de huida hasta Andorra, camino que todavía se hace anualmente como viaje espiritual, siguiendo las huellas de aquel joven valiente que no renegó de la fe. Hasta su muerte, Jesús por medio de María fueron su única bandera.

Queridos hermanos, yo os exhorto a conocer antes de juzgar.

Artículo escrito por Jesús Kuicast.

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