lunes, 15 de diciembre de 2014


Queridísimos e inteligentes lectores de todos los confines de la Tierra, en un día oscuro, resurjo iluminado en aras de cumplir heroicamente con el menester que me ha sido encomendado desde las alturas. Muchos serán los que clamen al cielo, por la lógica ceguera que provoca el fulgor divino, mas otros abrirán sus corazones anhelando que las palabras de Dios permanezcan eternamente grabadas a fuego en sus corazones. Afabilísimos seguidores y desdichados detractores, el tema que he de tratar en este humilde tratado puede ser considerado de innecesario por los cristianos clarividentes, mas es de suma importancia para aquellos cristianos titubeantes, que sucumbiendo al influjo del príncipe de las mentiras, se alejan de la casa de Dios en la Tierra. Sin más dilación procederé con el tema en cuestión: Los libros que nos alejan de Dios mediante la duda.

Nos hallamos inmersos en una era en la cual padecemos de un claro exceso de información. En el transcurso de un día usual podemos escuchar, ver y leer noticias de todo tipo y de todo lugar. Algunos denominan a este periodo como la "era de la información", y sin duda alguna, es una denominación acertada. Internet ha supuesto la puerta a un universo de información y cultura inimaginable décadas atrás. En la red global podemos consultar cualquier cosa que precisemos, así como disfrutar de todo tipo de música, cine y literatura. Las grandes plataformas online de venta digital crecen exponencialmente debido a su tamaño éxito. Ahora más que nunca, los usuarios compran canciones y películas, o bien se subscriben a aplicaciones en streamming de pago mensual que les proporcionan todos los contenidos culturales deseados.

De igual forma que sucede con la música y el cine, también el mercado editorial se encuentro en un complejo proceso de transformación. La venta de libros electrónicos se incrementa de manera vertiginosa debido a su reducido coste: un libro físico puede costar veinte euros, mientras que su versión electrónica quizá no arribe ni a los seis euros. Además, hay algo positivísimo en esto, pues resulta para el medio ambiente el cese paulatino de la tala masiva de árboles. No obstante, aún persiste un núcleo duro de lectores y escritores que se aferran al formato físico, alegando que es todo un estímulo poder palpar un libro, oler sus páginas, y poseerlo como bien material. Respetando ambas tendencias, las grandes librerías del mundo también ofrecen la posibilidad de comprar el formato físico de un libro por internet, y en cuestión de días el libro escogido arriba a casa gracias a la empresa respectiva de transporte.

Esta masiva disponibilidad ilimitada de la que disfrutamos los adultos del siglo XXI, presenta efectos contraproducentes, como todo en la vida. Existen ciertos libros controvertidos que prefieren ser comprados desde el anonimato, pues personificarse en una librería para comprar ciertos libros puede ser una tarea algo embarazosa. Los autores de libros de espiritualidad "new age", así como de otras corrientes ideológicas perniciosas para el alma humana encuentran su idóneo momento para extender sus pretenciosos negocios. Gentes desasosegadas a causa de la cultura posmoderna, buscan desesperadamente un aliciente y consuelo para continuar con sus paganas vidas, e infinidad de estas personas son cristianos no practicantes que no comprendiendo la excelsitud del cristianismo determinan "tirar la toalla" y saciar su necesidad espiritual con dantescos credos. Pero mayor disgusto, cristianos católicos fervientes, en su manifiesta desmesura por la curiosidad, se aventuran a husmear entre las páginas de libros altamente tóxicos para el alma, pues han sido escritos por pseudomaestros al servicio consciente e inconsciente de la sibilina serpiente. ¡Yo fui introducido en la nebulosa confusión a raíz de una lectura inadecuada!,¡sólo la permanente oración me salvó de la apostasía!

Los cristianos católicos hemos de establecer un férreo filtro, con el firme objetivo de no permitir la entrada de ningún libro que ose atacar o cuestionar la doctrina de nuestra Santa Madre Iglesia. Existen geniales novelas y poemarios, así como ensayos políticos, sociales y teológicos. Leamos todo lo que esté en armonía con la santa doctrina católica, así cerraremos una puerta más al maligno y conservaremos pura nuestra fe en La Verdad. Alabado sea el Señor, Dios del Universo y bendita seas María, bienaventurada Virgen.

Queridos hermanos, yo os exhorto a consumir cultura, mas estemos predispuestos a decir No, en nombre del Señor. Cada vez que un alma se aleja de Dios, los cielos se estremecen.

Artículo escrito por Jesús Kuicast.

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