Queridísimos
e inteligentes lectores de todos los confines de la Tierra, en un día
oscuro, resurjo iluminado en aras de cumplir heroicamente con el
menester que me ha sido encomendado desde las alturas. Muchos serán
los que clamen al cielo, por la lógica ceguera que provoca el fulgor
divino, mas otros abrirán sus corazones anhelando que las palabras
de Dios permanezcan eternamente grabadas a fuego en sus corazones.
Afabilísimos seguidores y desdichados detractores, el tema que he de
tratar en este humilde tratado puede ser considerado de innecesario
por los cristianos clarividentes, mas es de suma importancia para
aquellos cristianos titubeantes, que sucumbiendo al influjo del
príncipe de las mentiras, se alejan de la casa de Dios en la Tierra.
Sin más dilación procederé con el tema en cuestión: Los libros
que nos alejan de Dios mediante la duda.
Nos
hallamos inmersos en una era en la cual padecemos de un claro exceso
de información. En el transcurso de un día usual podemos escuchar,
ver y leer noticias de todo tipo y de todo lugar. Algunos denominan a
este periodo como la "era de la información", y sin duda
alguna, es una denominación acertada. Internet ha supuesto la puerta
a un universo de información y cultura inimaginable décadas atrás.
En la red global podemos consultar cualquier cosa que precisemos, así
como disfrutar de todo tipo de música, cine y literatura. Las
grandes plataformas online de venta digital crecen exponencialmente
debido a su tamaño éxito. Ahora más que nunca, los usuarios
compran canciones y películas, o bien se subscriben a aplicaciones
en streamming de pago mensual que les proporcionan todos los
contenidos culturales deseados.
De
igual forma que sucede con la música y el cine, también el mercado
editorial se encuentro en un complejo proceso de transformación. La
venta de libros electrónicos se incrementa de manera vertiginosa
debido a su reducido coste: un libro físico puede costar veinte
euros, mientras que su versión electrónica quizá no arribe ni a
los seis euros. Además, hay algo positivísimo en esto, pues resulta
para el medio ambiente el cese paulatino de la tala masiva de
árboles. No obstante, aún persiste un núcleo duro de lectores y
escritores que se aferran al formato físico, alegando que es todo un
estímulo poder palpar un libro, oler sus páginas, y poseerlo como
bien material. Respetando ambas tendencias, las grandes librerías
del mundo también ofrecen la posibilidad de comprar el formato
físico de un libro por internet, y en cuestión de días el libro
escogido arriba a casa gracias a la empresa respectiva de transporte.
Esta
masiva disponibilidad ilimitada de la que disfrutamos los adultos del
siglo XXI, presenta efectos contraproducentes, como todo en la vida.
Existen ciertos libros controvertidos que prefieren ser comprados
desde el anonimato, pues personificarse en una librería para comprar
ciertos libros puede ser una tarea algo embarazosa. Los autores de
libros de espiritualidad "new age", así como de otras
corrientes ideológicas perniciosas para el alma humana encuentran su
idóneo momento para extender sus pretenciosos negocios. Gentes
desasosegadas a causa de la cultura posmoderna, buscan
desesperadamente un aliciente y consuelo para continuar con sus
paganas vidas, e infinidad de estas personas son cristianos no
practicantes que no comprendiendo la excelsitud del cristianismo
determinan "tirar la toalla" y saciar su necesidad
espiritual con dantescos credos. Pero mayor disgusto, cristianos
católicos fervientes, en su manifiesta desmesura por la curiosidad,
se aventuran a husmear entre las páginas de libros altamente tóxicos
para el alma, pues han sido escritos por pseudomaestros al servicio
consciente e inconsciente de la sibilina serpiente. ¡Yo fui
introducido en la nebulosa confusión a raíz de una lectura
inadecuada!,¡sólo la permanente oración me salvó de la apostasía!
Los
cristianos católicos hemos de establecer un férreo filtro, con el
firme objetivo de no permitir la entrada de ningún libro que ose
atacar o cuestionar la doctrina de nuestra Santa Madre Iglesia.
Existen geniales novelas y poemarios, así como ensayos políticos,
sociales y teológicos. Leamos todo lo que esté en armonía con la
santa doctrina católica, así cerraremos una puerta más al maligno
y conservaremos pura nuestra fe en La Verdad. Alabado sea el Señor,
Dios del Universo y bendita seas María, bienaventurada Virgen.
Queridos
hermanos, yo os exhorto a consumir cultura, mas estemos predispuestos
a decir No, en nombre del Señor. Cada vez que un alma se aleja de
Dios, los cielos se estremecen.
Artículo escrito por Jesús Kuicast.
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