jueves, 12 de febrero de 2015


Desde el lujoso balcón de un antiguo edificio situado en la capital del sol, observo como miles de jóvenes reunidos bajo banderas rojas claman venganza al cielo por los pecados cometidos por "los ricos". Jóvenes indignados por una crisis económica, social y cultural que fue predicha hace muchos años por aquellos a los que nadie escucha. Toda indignación colectiva ha sido originada por algo o alguien, y en este caso la responsabilidad recae sobre unos señores denominados "políticos" , causantes de la actual e insostenible ira colectiva. El problema actual reside en que la ciudadanía española no se siente representada por seres, que de manera inevitable, perciben lejanos a ellos y sus problemas. La única forma eficaz de que las masas poblaciones expresen su acuerdo o desacuerdo es mediante las urnas, y cuando aún no es tiempo de cita electoral, mediante las manifestaciones. Éstas son un derecho inalienable de los ciudadanos libres. Mediante las concentraciones populares, los medios de comunicación se hacen eco de lo sucedido, transmitiendo la información por todas las vías de comunicación factible. Así y no de otra manera, la clase política se percata del bienestar o malestar de los ciudadanos ante ciertas medidas aprobadas o rechazadas.

La soberanía nacional reside en los ciudadanos de España, no hemos de olvidar esto bajo ningún concepto. Somos los ciudadanos españoles los responsables legítimos de escoger a nuestros representantes. Por ello aquel que no vota debería tener la prudencia de no quejarse, pues no ha ejercido su derecho, dejando de participar en el juego democrático. ¿Qué sucede cuando los escogidos por los ciudadanos no cumplen con los programas electores prometidos? Pues que han de ser castigados retirándoles el voto . Un partido político jamás puede ejercer la mentira para "llevarse al huerto" a los votantes; esto es un acto inmoral, irrespetuoso y repulsivo. Así que toda aquella formación política que no haya puesto en marcha lo prometido debe ser expulsada del gobierno de España. Mentir es humillar, y humillar es herir gravemente la dignidad de las personas. El Partido Popular obtuvo la mayoría absoluta en los pasados comicios generales, garantizando medidas que desde un principio sabía que no iba a ejecutar. Una falta grave que provoca la pérdida de credibilidad de los ciudadanos hacia el PP, el partido político que un día fue líder por su estupenda gestión económica en el gobierno de España.

El pueblo llano está hastiado y frustrado por las fatales consecuencias de tamaña ruina nacional, por lo que han determinado depositar su fe en formaciones políticas radicales que nacen del odio, no de honrados ideales -como debe ser-. Aquellos que sean fieles seguidores de mis humildes tratados, conocerán la repugnancia que siento hacia formaciones político-pseudoreligiosas como Podemos. He dedicado infinidad de artículos a esta "panda de marxistas bolivarianos" con el objetivo de abrir los ojos de todos aquellos que pretenden proporcionarle su voto a esta formación forjada en el odio más puro. Pablo Iglesias y sus seguidores anhelan establecer un socialismo inviable y autoritario que sumergiría España en un sistema donde el estado de bienestar sería un bonito recuero del pasado. El comunismo, o el socialismo del siglo XXI -nombre adaptado a estos tiempos para despistar al personal- ha fracasado incesantemente en todos y cada uno de los países en los que ha sido implantado. Los incrédulos sólo tiene que ver el estado de miseria en el que se hallan los países regidos por los postulados de cualquier tipo de comunismo. Y reiteraré siempre: ¡que la cordura impere!

Artículo escrito por Jesús Kuicast.
https://twitter.com/jesuskuicast

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