miércoles, 25 de marzo de 2015


En lo referido a la Copa del Rey de fútbol, cada año tengo más claro a qué dos equipos quiero ver caer eliminados antes de la final, y son el F.C. Barcelona y el Athletic de Bilbao. No porque no me guste como juegan o porque sienta algún tipo de antipatía por estos dos clubes, sino por la actitud tan lamentable que tienen sus aficiones cada vez que llegan a la final.

La última vez que estos dos equipos se enfrentaron en una final de Copa, en el año 2012, todos los españoles tuvimos que soportar como se pitaba el himno de nuestra nación, que suena siempre antes de la celebración del encuentro. Ambas aficiones, rivales en lo deportivo, se aliaron de la misma manera que en 2009 para pitar al himno y así faltar al respeto a todos los españoles.

Ellos se agarran a la libertad de expresión para justificar sus actos, pero se equivocan: eso no es libertad de expresión. Pitar un himno es un gesto irrespetuoso e intolerable, que tan solo demuestra una gran falta de cultura y de educación. En su caso, pone en evidencia también la doble moral que les caracteriza, pues catalanes y vascos están continuamente exigiendo que se respeten sus sensibilidades, pero no desaprovechan una sola ocasión para atacar los símbolos y sentimientos del conjunto de los españoles.

Dejando a un lado que se trata de un comportamiento zafio y que nos deja en ridículo delante de todo el mundo, he de destacar que hay otro componente que lo hace especialmente deplorable, y es que se trate de politizar el deporte. Esas personas van a presenciar un partido de fútbol, no a una manifestación o a un  acto político. Tratan de usar el fútbol como plataforma para dar voz a sus ideas políticas, lo cual me repugna, pues tratar de pervertir el fútbol y de restarle protagonismo es algo impropio de un amante de este deporte.

Yo lo tengo claro, si se pita el himno, hay que suspender la final de la Copa del Rey. Ya está bien de soportar esta ofensa. Los símbolos de un país, como la bandera y el himno, deben ser respetados (se esté de acuerdo o no con ellos) porque representan a millones de personas que los sienten como propios. Si las aficiones de estos equipos mantienen esta conducta inadmisible, solo merecen que se les prive de ver el partido y que se tengan que volver a casa, con los consiguientes gastos que les acarrearía dicha suspensión. Estoy seguro que si se tomase esta medida, se lo pensarían antes de ponerse a pitar. La prueba la tenemos en Francia, sin ir más lejos.

Más de 37.000 personas han firmado ya para que se suspenda la final si hay pitada (http://www.hazteoir.org/alerta/64332-suspender-final-copa-si-se-pita-himno?tc=tw&tcid=3637733) Esta iniciativa, impulsada por Vox, ha sido respaldada por algunas autoridades como el presidente de la LFP, Javier Tebas, o Esperanza Aguirre. Por desgracia, ya sabemos que en este país los dirigentes políticos son incapaces de tomar medidas contundentes, dada la cobardía que les caracteriza, y otro año más habrá que soportar que algunos españoles insulten a España.

Artículo escrito por Adrián Nicolás Doblas.

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