En lo
referido a la Copa del Rey de fútbol, cada año tengo más claro a qué dos equipos
quiero ver caer eliminados antes de la final, y son el F.C. Barcelona y el
Athletic de Bilbao. No porque no me guste como juegan o porque sienta algún
tipo de antipatía por estos dos clubes, sino por la actitud tan lamentable que
tienen sus aficiones cada vez que llegan a la final.
La
última vez que estos dos equipos se enfrentaron en una final de Copa, en el año
2012, todos los españoles tuvimos que soportar como se pitaba el himno de
nuestra nación, que suena siempre antes de la celebración del encuentro. Ambas
aficiones, rivales en lo deportivo, se aliaron de la misma manera que en 2009
para pitar al himno y así faltar al respeto a todos los españoles.
Ellos
se agarran a la libertad de expresión para justificar sus actos, pero se
equivocan: eso no es libertad de expresión. Pitar un himno es un gesto
irrespetuoso e intolerable, que tan solo demuestra una gran falta de cultura y
de educación. En su caso, pone en evidencia también la doble moral que les
caracteriza, pues catalanes y vascos están continuamente exigiendo que se
respeten sus sensibilidades, pero no desaprovechan una sola ocasión para atacar
los símbolos y sentimientos del conjunto de los españoles.
Dejando
a un lado que se trata de un comportamiento zafio y que nos deja en ridículo
delante de todo el mundo, he de destacar que hay otro componente que lo hace
especialmente deplorable, y es que se trate de politizar el deporte. Esas
personas van a presenciar un partido de fútbol, no a una manifestación o a un acto político. Tratan de usar el fútbol como
plataforma para dar voz a sus ideas políticas, lo cual me repugna, pues tratar
de pervertir el fútbol y de restarle protagonismo es algo impropio de un amante
de este deporte.
Yo lo
tengo claro, si se pita el himno, hay que suspender la final de la Copa del
Rey. Ya está bien de soportar esta ofensa. Los símbolos de un país, como la
bandera y el himno, deben ser respetados (se esté de acuerdo o no con ellos)
porque representan a millones de personas que los sienten como propios. Si las
aficiones de estos equipos mantienen esta conducta inadmisible, solo merecen
que se les prive de ver el partido y que se tengan que volver a casa, con los
consiguientes gastos que les acarrearía dicha suspensión. Estoy seguro que si
se tomase esta medida, se lo pensarían antes de ponerse a pitar. La prueba la
tenemos en Francia, sin ir más lejos.
Más de
37.000 personas han firmado ya para que se suspenda la final si hay pitada (http://www.hazteoir.org/alerta/64332-suspender-final-copa-si-se-pita-himno?tc=tw&tcid=3637733) Esta iniciativa, impulsada por
Vox, ha sido respaldada por algunas autoridades como el presidente de la LFP,
Javier Tebas, o Esperanza Aguirre. Por desgracia, ya sabemos que en este país
los dirigentes políticos son incapaces de tomar medidas contundentes, dada la
cobardía que les caracteriza, y otro año más habrá que soportar que algunos
españoles insulten a España.
Artículo escrito por Adrián Nicolás Doblas.
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