La
política es la práctica más común que realiza el ser humano por
excelencia, debido a su condición de ser social. El hombre no puede
vivir sin hacer política, porque sería contraria a su naturaleza
humana de ser gregario. Así el hombre, como ser individual, vive su
individualidad de manera comunitaria. No puede dejar de ser quien es,
pero también es lo que es debido a los otros. No puede subsistir por
sì mismo, siempre ha necesitado de los demás, no solo de manera
técnica, sino incluso de manera existencial, ya por los otros,
piensa, habla, tiene una cultura y una patria, etc; es decir, su
entidad individual es también producto de los otros. Sin dejar su
individualidad de lado y su autenticidad, la persona humana debe de
aprender a vivir bajo las normas de la comunidad y participar en la
plenitud y la planeación de estas, para el bien común.
El
cristiano en la situación política
Sabiendo
que el cristiano vive con los otros diferente a él, debe saber cómo
poder participar en la política, sin prescindir de su fe, buscando
el bien común de todos. Así pues el cristiano no debe de ser un
individuo aislado de los demás, sino que debe aprender a vivir su fe
entre otros que no la practican o no la conocen y buscar la
realización de la plenitud social para los demás. Esto no quiere
decir que el cristiano no deba de participar en política, al
contrario, debe de ser aquel que sea “la sal del mundo”, es
decir, que guie a la humanidad a la plenitud social que tanto anhela;
no de manera utópica, sino de manera plena.
Desafortunadamente
los gobiernos del mundo han optado por (y mas por fines de poder que
por cuestiones de justicia) imponer un estado laico, donde a la
religión la han querido guardar en los rincones más olvidados de
los hogares. Confundiendo (¿o más bien intencionalmente?) un estado
donde se practica el laicismo con un estado laicista: el primero
suprimiendo cualquier dialogo con la religión y el segundo como una
apertura al diálogo sincero con la religión.
La
escusa de no tomar en cuenta a la religión en un gobierno es por la
búsqueda de una autentica “igualdad” entre los individuos, y que
no haya discriminación por parte de ciertos grupos sociales. Pero el
verdadero fin de estos estados que pretenden dejar en el olvido a las
religiones es el control total sobre los individuos, para sus propios
fines. Lo podemos ver a través de la historia, los regímenes
totalitaristas como el de Stalin, del de Fidel Castro, etc (¿y no
será también totalitarismo disfrazado de pluralidad ese sistema
económico Neo-Liberal que nos lleva al desprecio de todo lo
histórico?), que quisieron erradicar la religión y el hambre de
Dios de sus ciudadanos para centrarse solamente en el servicio del
estado.
“Dad
lo que es del Cesar al Cesar y a Dios lo que es de Dios”
La
frase de Jesús dicha a los fariseos ante la trampa que estos le
habían puesto es víctima de manipulación entre aquellos que
quieren hacer desaparecer la participación de las religiones en la
política. Suelen asociarla a que las cosas de Dios (creyentes) no
tienen porque opinar acerca de la política. Estos casos lo hemos
visto muchas veces, y no hace falta recordar la respuesta de muchos
“intelectuales” del siglo XIX ante la Rerum Novarum del Papa Leon
XIII, aludiendo que el Papa no tenía porque meter la boca en estos
asuntos del estado.
Sin
embargo, la frase Jesús es mucho más profunda de lo que creen
nuestros “intelectuales” de hoy en día. La frase de Jesús nos
da a entender es que “Cesar no es Dios”. Remi Brague, uno de los
intelectuales más importantes y ganador del Premio Ratzinger en el
2012, en una conferencia donde presentaba su libro sobre la Ley
de Dios
en Paris le preguntaron acerca de lo que pensaba de los 100 años de
emancipación de la religión con el estado, a lo que Brague
respondió: Oiga, ¿Qué no son 2,000 años? Desde niño siempre
recuerdo lo que nos decían acerca de la revolución francesa y de
Juárez, como aquellos que salvaban al estado de la iglesia, cuando
realmente es al revés: La Iglesia nos salva de las garras del
estado. “Dad a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del
Cesar” Esto quiere decir que Cesar no es Dios!! Ni Hitler, ni Mao,
ni Stalin, ni López Obrador, ni Hugo Chávez, Ni Pol Pot, etc.
Sabiendo
esto, el cristiano debe de saber que no debe de buscar una política
sofocante del individuo, sino una que lo lleve a su plenitud de vida.
Es por ello que debe de procurar buscar su participación en la
política, porque es consciente que su misión evangélica es por el
bien común de todos.
Artículo escrito por Raul Jorge Rodriguez Garza.
3 comentarios:
Totalmente de acuerdo.
Qué bueno que cada día haya más articulistas en este maravilloso blog. Saludos desde Venezuela
Fenomenal como todo lo que publicáis en este blog...
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