-La naturaleza,
los animales, los Baobabs… - contesté-
-Bueno…si, eso
es lo que dice todo el mundo, pero, ¿qué piensas de la gente?
Miré al niño con
la sonrisa más franca que hubiera visto jamás y una sensación de
bochorno me recorrió el cuerpo de la cabeza a los pies. Me quedé
callada y luego dije: la gente es maravillosa, no hay otra igual en
el mundo como en tu país; capaz de sonreir y andar descalza al mismo
tiempo, capaz de dar al mundo una persona como Nelson Mandela, capaz
de luchar con coraje para no perder su dignidad.
Y la Madre Naturaleza, regaló los atardeceres rojos más hermosos
del planeta a los blancos y a los negros.
Lucía Sevila
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