sábado, 7 de febrero de 2015



Estimados y prudentes lectores, un día más tengo la firme determinación de proseguir con mi labor articulista. Opinar es mi deber, y quien jamás comprenda esto, bienvenido sea al lugar donde tendrán cabida sus indeseables pesadillas. Nos hallamos encorsetados en un planeta limitado, donde la libertad es un señuelo, y la crueldad una verdad. "Grandes desalmados" se erigen en sigilosos titiriteros de los habitantes del globo terráqueo. Individuos, familias y organizaciones que anhelan el poder más que cualquier cosa. Iluminados que pretenden instaurar un "nuevo orden mundial" en el cual los ciudadanos seamos meros robots al servicio de un sistema capitalista feroz y destructivo. Los "emperadores" del mundo tienen la firme pretensión de acabar con todo religión, y así poner fin a la incómoda ética. Una vez que ésta última desaparezca, quedará asentada una nueva forma de concebir la existencia: niños y niñas serán educados desde su tierna niñez en base a los dictados luciferinos. No habrá familias, ni padres ni madres. Todo correrá a cargo de un nuevo estado internacional unido por las prácticas innobles. Será un macrogobierno manipulador, individualista y antifamiliar, que usará a sus ciudadanos como peones dentro de una partida de ajedrez maquiavélica.

Desde la misma conformación del homo sapiens a través de la larga evolución biológica, ha sido una evidencia innegable la fuerte propensión hacia la competición vital que posee el ser humano. Los primitivos instintos de supervivencia albergan en nuestros corazones defectuosas tendencias de rivalidad hacia el prójimo. Un residuo animal que conduce a la perdición más caótica de la única especia que ha sido capaz de desarrollar un cerebro suficientemente complejo como para dar cabida a una mente pensante (ente abstracto), repleta de ideas -alimento necesario para el pensamiento- y de lógica innata. Desde los albores de la humanidad, el humano ha tenido una imperiosa necesidad espiritual, que no ha de ser confundida con la creación de cosmogonías y mitologías que servían como sustitutivo para explicar los fenómenos naturales y así no caer en la agonía que supone vivir en la ignorancia consciente,  ya que se carecía de una ciencia avanzada que pudiese esclarecer tales acontecimientos. Si un animal tiene hambre, es porque hay comida para saciar tal necesidad. Si un animal avanzado cognitivamente (ser humano) tiene necesidad espiritual, es porque hay una fuerza superior creadora para satisfacerlo. Sería ciertamente adormecedor e innecesario intentar explicar la existencia de una fuerza sobrenatural superior, ya que es una evidencia no reconocida sólo y exclusivamente por el gremio de los profanos mundanos. Somos almas eternas encarnadas en cuerpos materiales que perecen. Somos luz antes de ser mortales y después de serlo. Nuestro mundo cuenta con infinidad de culturas que poseen sus propios credos espirituales, algo maravilloso y enriquecedor. Modos diferentes de afrontar la divinidad. Afirmemos que se trata de una misma Verdad que puede ser  pluriinterpretada. Un mismo camino con desiguales árboles adornándolo.

Sin embargo la tendencia competitiva innata en el homo sapiens para con los desemejantes grupos étnicos, religiosos o políticos de su misma especia, provoca conflictos que inevitablemente acaban en cruentas y sanguinarias masacres. Circunstancias aprovechadas por las industrias farmacéuticas y armamentísticas para amasar más dinero "sucio". Los grandes poderes fácticos y despiadados de este planeta no tienen el más mínimo interés en acabar con los males que nos aquejan, pues para ellos la vida humana es un mero juego. Es la triste realidad de un mundo cegado por intereses egoístas, carente de actitudes altruistas. Mas no debemos obviar que "los oscuros manipuladores" no representan ni el 1% del total de la población mundial. El futuro está en las manos de aquellos que logren apartar sus diferencias, combinar sus creencias en aras de lograr la plenitud y luchar pacífica pero contundentemente por La Verdad. Rijámonos por los preceptos morales del cristianismo, sumerjámonos en la medicación del budismo, acojamos las enseñanzas ancestral de los cielos en un intento magistral por arribar a comprender nuestro papel en el universo.

Artículo escrito por Jesús Kuicast.
https://twitter.com/jesuskuicast

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