martes, 17 de diciembre de 2013

Estimadísimos lectores, el tema que hoy me concierne un tanto polémico y controvertido es, pues no dudo que provoque brotes de odio o aprobación respecto a mis humildes reflexiones. No me evadiré más de la cuestión que me ocupa, Los Estados Unidos de América. Efectivamente no obviarán el colosal poder que en todas las direcciones de la existencia proyecta este país. Tal vez para algunos, sean las aportaciones de carácter positivo superiores a las de carácter negativo que esta nación nos proporciona, no obstante según mi más llano parecer, este imperio capitalista y frívolo nos conduce hacia una uniformidad plena de banalidades culturales y dominio por parte de Washington. No incito un antiamericanismo feroz de modo alguno, pues si sugiero una meditación acerca de tal cuestión. O es incorrecto que la cultura norteamericana aplasta los espíritus culturales de las naciones y regiones como si de un humano que asesina brutalmente a una hormiga se tratase. Pues es una calumnia que los brazos largos y seguros del gobierno americano envuelven el globo terrestre de disimulada manera, encubiertos por falsa democracia. Nos hallamos en el regazo de la madrastra América, tierra hermosa quizá, pero llena de intereses fieros y calculados. Me agradaría de sobremanera citarles numerosos ejemplos donde se hace patente la soberbia extendida del pueblo norteamericano así como su pensamiento egocéntrico, nacionalmente razonando. Pues salvando las excepciones, siempre vigentes en cualquier aspecto de la vida, comenzaré por la cuestión de la geografía. ¿Dónde está Luxemburgo?, un tanto por cierto altamente elevado de la población estadounidense osaría manifestar su ignorancia ante tal sencilla básica y demostradora de respeto de coexistencia mundial cuestión. Pues si nos adentramos en el tema del conocimiento lingüístico mi ira se amplía, ya que las gentes de este territorio saben en su mayoría una sola lengua, la suya, y lo más grave no es tal cosa, si no su escaso interés por aprender o intentar quizás al menos hacerlo. Asiduamente sentencian su carencia de sapiencia idiomática argumentando que la primera lengua mundial en todos los aspectos es el impuro inglés, sentencia incorrecta pero muy útil falsificada. Obviamente esto son cuestiones banales, no obstante sustanciales para la total comprensión de la arrogancia norteamericana. Si ya, dispuestos, determinamos tratar sobre asuntos competentemente severos, las lágrimas de nuestros ojos se derramarían como un vaso lleno de roja sangre lo haría fracturado a causa de la ira de alguno. Creo firmemente que con estas palabras, queda clara y concisa mi determinación acerca del imperio yanqui.

Jesús Kuicast    https://twitter.com/jesuskuicast

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