lunes, 9 de diciembre de 2013

Desde el inminente triunfo del racionalismo, el colosal crecimiento y avance de la ciencia ha provocado una situación de marginación respecto al milenario sustrato religioso en sus plurales manifestaciones. Es bien sabido que la ciencia progresa imparablemente, sus áreas de investigación abarcan casi la totalidad de lo microscópico y macroscópico, a las que encuentra una explicación lógica probada experimentalmente con el objetivo de concluir en su veracidad. Sin embargo arriba un instante en el cual lo científico y lo místico confluyen para jamás separarse.

La cuestión altamente intrigante trata de cuando llega el tiempo en el cual la confusión se establece de manera permanente, constatando la ignorantemente menospreciada concepción religiosa del universo. Pues aunque científicos de la talla de Stephen Hawking nos deleiten con sus grandes teorías capaces de demostrar grandes evidencias universales, existen obviedades cósmicas que sobrepasan a la lógica humana contemporánea, hasta en su grado más abstracto y objetivo. Tales certezas axiómicas inexplicables para los maestros de la ciencia, son dilucidadas por los “totalólogos”, que habiendo atravesado un largo camino de arduo estudio tanto científico como místico, han logrado la capacidad de sintonizar con el Gran Todo, están preparados para homogeneizarse y ser parte absoluta de lo infinitamente superior.

Los científicos actuales subestiman a la naturaleza, creyendo que con los métodos científicos actuales y futuros, estaremos preparados para comprender la totalidad cósmica. Pues he aquí la principal causa del inminente fracaso de las codiciadas aspiraciones racionalistas en su intento desesperado y caótico por proporcionar respuestas. Sin embargo les presento lo que considero que serán los “científicos de la nueva era”, humanos entrenados en el terreno intelectual , mediante una completa enseñanza totalógica que será capaz de mostrarnos el esplendor de la verdad.

Diferentes escuelas de “progresión intelectual” serán las legítimas encargadas de conseguir que los “competentes innatos” avancen hacia los axiomas que rigen este nuestro universo. Y no será tarea fácil, pues alcanzar el veraz lenguaje de la lógica se presenta primordialmente como una auténtica utopía. Mas los que perseveren “abandonarán el mundo de las sombras, para situarse a plena luz”.

La totalogía es un neologismo propio usado para definir la inseparable unión entre la ciencia y la mística, una nueva y novedosa disciplina basada en lo analítico y emocional que con métodos propios (desarrollados extensamente en posteriores artículos) elaborará esquemas axiómicos de las verdades universales. Cualquier persona capaz de comprender todo lo aquí manifestado e interesado en ello, podrá iniciarse en la totalogía, “la ciencia de la nueva era”.


                                                         ESCRITO POR JESÚS KUICAST

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