Amor que sostiene, amor que nos da, que me da, para que pueda desplegar la libertad. Y así, haciendo y deshaciendo, como la modista, voy aprendiendo. Doy lo que recibo, muestro lo que aprendo. Sin esperar más que las ganas de seguir cultivando, de seguir ofrendando.
Y tú, entretanto, ahí mirando, recelando, callando, dudando. Toma mi mano, yo te ayudo a levantarte, y después vete, haz tu camino a tu ritmo, a tu manera, no te pongas trabas ni fronteras, teniendo en cuenta que el cuento no nos lleva, no te lleva... a ninguna parte.
Cintia Junquera
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