lunes, 23 de diciembre de 2013



Es mi vida un camino de experimentación en el que, cual niño, voy jugando para ir aprendiendo.

Las grandes verdades de mi existencia no me son reveladas desde la mente, sino desde la propia experiencia; ya que cada ser va leyendo en el libro de la vida aquello que necesita y que puede comprender según su momento evolutivo.

La vida me habla con señales cual susurro, y he de estar en un estado de plena consciencia; dispuesto a comprender con mis sentidos internos abiertos para leer en cada persona, en cada situación, el mensaje de vida oculto que es para mí y solo para mí.

Esta en mi interior el diccionario que decodifica toda señal y que me permite comprender mi verdad.
Y es desde dentro donde el maestro habla… está en mi interior esperando ser escuchado y comprendido.

Pero la mayoría de las veces confiamos en que el maestro está fuera….y necesitamos un gurú que nos diga cual es mi verdad interior, como si quisiera pasear en Barcelona con el mapa de Madrid; no nos lleva a ninguna parte. Perdemos el rumbo.

Lo que me llega desde fuera lo escucho con la atención puesta en mi corazón que vibrará solo si esa verdad es mía y para mí, si me resuena interiormente con la fuerza que sólo una certeza me produce.

Porque no existe LA VERDAD…sino mi verdad y tú verdad. Tantas como personas; ya que cada uno tenemos un bagaje y una misión en la vida diferente y que conforman el filtro para decodificar las señales del Universo.

Al escuchar al otro hago un acto de amor, ya que le regalo mi plena atención y le permito que al expresar su verdad encuentre la suya propia. Y en el silencio que no emite juicios abrazo su alma para permitirle SER en sus luces y en sus sombras…y así honro al maestro interior que todos llevamos dentro.

Mariví

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