Las
grandes verdades de mi existencia no me son reveladas desde la mente,
sino desde la propia experiencia; ya que cada ser va leyendo en el
libro de la vida aquello que necesita y que puede comprender según
su momento evolutivo.
La
vida me habla con señales cual susurro, y he de estar en un estado
de plena consciencia; dispuesto a comprender con mis sentidos
internos abiertos para leer en cada persona, en cada situación, el
mensaje de vida oculto que es para mí y solo para mí.
Esta
en mi interior el diccionario que decodifica toda señal y que me
permite comprender mi verdad.
Y
es desde dentro donde el maestro habla… está en mi interior
esperando ser escuchado y comprendido.
Pero
la mayoría de las veces confiamos en que el maestro está fuera….y
necesitamos un gurú que nos diga cual es mi verdad interior, como si
quisiera pasear en Barcelona con el mapa de Madrid; no nos lleva a
ninguna parte. Perdemos el rumbo.
Lo
que me llega desde fuera lo escucho con la atención puesta en mi
corazón que vibrará solo si esa verdad es mía y para mí, si me
resuena interiormente con la fuerza que sólo una certeza me produce.
Porque
no existe LA VERDAD…sino mi verdad y tú verdad. Tantas como
personas; ya que cada uno tenemos un bagaje y una misión en la vida
diferente y que conforman el filtro para decodificar las señales del
Universo.
Al
escuchar al otro hago un acto de amor, ya que le regalo mi plena
atención y le permito que al expresar su verdad encuentre la suya
propia. Y en el silencio que no emite juicios abrazo su alma para
permitirle SER en sus luces y en sus sombras…y así honro al
maestro interior que todos llevamos dentro.
Mariví
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