Pablo
Iglesias dio el salto a las escena política con una idea muy clara, la de
convertirse en el referente para todos los ciudadanos castigados por la crisis
económica. Desde un primer momento trató de diferenciarse de aquellos a los que
denominó como la “casta”, adoptando un discurso renovador que aglutinase todo
lo que la gente quería escuchar. Realmente, este planteamiento renovador no se
aleja en exceso del que han hecho el resto de formaciones políticas nuevas. Sin
embargo, estos nuevos partidos emergentes (Vox, Ciudadanos, UPyD etc.) no han
sido capaces de lograr el ascenso fulgurante que ha conseguido Podemos. Resulta
sorprendente, ya que si hay partidos con propuestas mucho más coherentes y que
también ofrecen la tan ansiada regeneración democrática, ¿por qué ha sido Podemos
la formación que se ha erigido como la opción para acabar con el bipartidismo?
En mi
opinión, la clave está en observar en su totalidad la gran oferta que hace
Pablo Iglesias. Sí, todos los partidos nuevos ofrecen a la gente la regeneración
democrática que necesita este país, pero la clave del éxito de Podemos es que
no solo ofrecen cambio, también ofrecen castigo. Hay muchísimos españoles
enfadados y frustrados que pasan por momentos difíciles. Pablo Iglesias ha
utilizado este descontento a su favor, señalándoles de manera directa a los
culpables de su situación: les ha prometido acabar con la casta de políticos
corruptos del bipartidismo que ha saqueado el país, ha prometido hacerse con el
control de los bancos que arruinan y desahucian a los más desfavorecidos, ha
prometido desangrar a los avariciosos ricos que evaden impuestos y ha prometido
controlar a las grandes empresas que explotan a los trabajadores vulnerando sus
derechos y sacando provecho de su miseria.
Podemos
ha dado a la gente las cabezas de turco contra las que volcar su frustración y
se ha presentado como el partido de la venganza contra un sistema que no ha
funcionado. Y esta estrategia les ha dado un resultado excepcional. El pueblo
ve en ellos a los castigadores que vienen a hacer justicia social. Por si no
fuese suficiente, han presentado un programa económico que incita al votante a
llevarles a tomar el control del Estado, pues aseguran querer convertir ese Estado
en el instrumento que cubra todas las necesidades del ciudadano y atienda sus
derechos sociales por encima de cualquier otra cosa. Esto se traduce en ofrecer
una renta básica, proceder al impago de la deuda, crear empleo público,
endeudar al Estado tanto como sea necesario…
El
conjunto de lo que ofrece Podemos es el reflejo de la extrema izquierda más
populista y demagoga. Han conseguido concentrar toda la atención, desviando la
mirada del ciudadano de otras opciones políticas que de verdad podrían traer el
cambio a este país. No caigamos en la trampa, dejemos los extremismos a un lado
y busquemos de verdad salir todos juntos adelante. Aunque estemos enfadados.
Artículo escrito por Adrián Nicolás Doblas.
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