Admirables e ilustres lectores, un día más retorno en aras de proseguir con mi ardua labor articulista. Muchos han sido los días de profunda reflexión existencial y análisis social; jornadas que han iluminado mi razón, permitiéndome transmitir la Verdad en su máxima esplendor. Certezas destellantes que ciegan a aquellos que moran en "la caverna de la ignorancia supina". Sin embargo las fuerzas del bien sapientísimo me han encomendado el noble menester de salvar a todos aquellos hijos que se hallan sumidos en la perniciosa ignorancia. Sólo y exclusivamente, el poder de la clarividencia puede ser considerada herramienta esencial para llevar a cabo tamaña misión trascendental. Sin más dilación procederé a exponer el asunto que en el día presente me concierne: El frente popular y su histórico odio hacia la Iglesia Católica.
Desde la ventana de la pulcra cocina en cuya casa impera la paz, puedo contemplar un horizonte repleto de cruces. Tantas son éstas, que apenas puedo distinguir cosa alguna que no sea el emblema por excelencia del santo cristianismo. ¿Acaso es posible hallar una vista más bonita y radiante que un paisaje donde en lugar de brotar árboles, afloran símbolos del sacrificio expiatorio? Algunos se consternan al sentirse abrumados por un océano infinito de "árboles de Cristo". Otros se consumen en el fuego de la ira, pues sólo anhelan destruir el símbolo del Maestro de maestros. ¿Cómo es posible execrar a "la luz del mundo"? No hallo respuesta coherente. Quizá sea porque ésta no tenga lugar en "la dimensión de los bienhechores". No obviaré que la Iglesia que Cristo fundó ha cometido incomensurables errores a lo largo de su longeva historia, empero, ésta ha sido dirigida por humanos, y como por todos es sabido, el ser humano es imperfecto. No obstante, la capacidad de la Santa Iglesia Católica para regenerarse en pos de su optimización como "casa terrestre perfecta de Dios" fue, es y será ejemplar.
El frente popular, o descríbase de manera más adecuada como "el compendio de fuerzas comunistas caóticas del siglo XXI" es heredero de una ideología que ha sembrado el terror más infernal allí donde ha sido implantado como ideología político-social-económica-religiosa. Es harto conocido el caso de la URSS, o de la pauperizada isla caribeña de Cuba. Pueblos que han experimentado la tiranía despótica de líderes hipócritas que prometieron la fraternidad universal, y sin embargo construyeron grandes dictaduras genocidas. Corea del Norte es el claro ejemplo del comunismo llevado a su máxima depravación. Es ciertamente curioso como tras las evidentes teorías fallidas de Karl Marx y su esbirro Engels, exista un sólo individuo en el universo que siga proclamando y predicando esta sarta de majaderías. En la España del siglo XXI, se alza un pernicioso contubernio izquierdista liderado por Pablo Iglesias Turrión, un comunista sin remedio, que tiene la firme pretensión de hacerse con el control del gobierno de España. Su constante utilización de la demagogia y el populismo nos recuerdan de manera inevitable al fallecido dictador Hugo Chávez. Sí, el responsable de haber llevado a Venezuela a la ruina total y absoluta. Su trasnochada cosmovisión comunistoide, a la que el denominaba "socialismo del siglo XXI" ha logrado engañar a millones de ciudadanos de toda Sudamérica, convirtiendo el sur del "nuevo mundo" en un estercolero de miseria e injusticia. Su fallecimiento ha servido a su sucesor; el inculto, insolente y déspota Nicolás Maduro, para mitificarlo, convirtiéndolo en un ser divino al que incluso se debe venerar mediante la oración. De facto, se ha escrito una versión herética del Padre Nuestro donde Dios es sustituido por Hugo Chávez. ¡La realidad supera la ficción!
La formación comunista "Podemos", liderada por Pablo Iglesias, Iñigo Errejón y Juan Carlos Monedero -desde la sombra, extraoficialmente- han logrando en las últimas elecciones locales y autonómicas unos resultados ciertamente satisfactorios, ya que el partido político cuenta con menos de dos años: todo un hito en política. ¿Cómo lo han conseguido? Aprovechándose de la férrea crisis socioeconómica que atraviesa España. Pablo Iglesias se ha erigido en representante del pueblo llano, de la gente humilde que lo ha perdido todo, de los estudiantes universitarios inmaduros y soñadores...Un mesías político que a través de sus promesas utópicas ambiciona descaradamente el control del país. La vergonzosa corrupción en la que se han visto envueltos los principales partidos tradicionales ha provocado que la ambición del señor "Anti-Iglesias" pueda convertirse en una realidad.
La Iglesia, que es luz para el mundo, es un obstáculo para la ideología comunista: totalitaria y omniabarcante. Es por ello que la izquierda fanática y vengativa de este país tenga como objetivo primordial acabar con la iglesia. Si se hiciese con el poder el Frente Popular -Dios no lo quiera-, éstos comenzarían su táctica para erradicar la iglesia de la vida pública: amedrentándola, ridiculizándola, desacreditándola...Los medios de comunicación afines a la Iglesia Católica serían boicoteados y presionados; lo que conllevaría su desaparición a corto plazo. Sin embargo, lo peor de todo sería la marginación social a la que se verían vilmente sometidos todos los cristianos que siguiésemos haciendo gala con honor de nuestra creencia en La Verdad. La extrema izquierda siempre repite el mismo patrón en su trato con la religión, y en el caso español, sería aún peor. Nos encontramos ante izquierdistas radicales con ganas de revancha, pues las heridas de la guerra civil no están cicatrizadas.
El orden y la paz divina vencieron al caos y la violencia extremista. Y deben aceptar que el bien triunfó sobre el mal gracias a un hombre que luchó por la patria y vivió toda su vida al servicio de ésta.
Artículo escrito por Jesús Kuicast.
1 comentarios:
Uno de los tíos intelectuales más valientes que hay hoy en día.
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