miércoles, 22 de julio de 2015



Por Dante A. Urbina

Varias veces se suele hablar del calentamiento global como un fenómeno meramente ecológico separado o externo respecto de la economía. Sin embargo, a decir verdad el fenómeno del calentamiento global está íntimamente relacionada con la economía: nuestro sistema económico influye en el calentamiento global y el calentamiento global influye en la economía. Es cierto que la acción humana (causalidad antropogénica) no explica de por sí el 100% del calentamiento global (también hay factores exógenos o naturales) pero el que tenga una influencia muy importante sobre el mismo es algo que difícilmente se puede negar.

De este modo, cuando abordamos la cuestión del calentamiento global debemos hacerlo desde una perspectiva multidisciplinaria y multiparadigmática. He ahí la cuestión: ser capaces de aplicar lo que el filósofo Edgar Morin llamaba “pensamiento complejo”. Y es que todo el conjunto de elementos que se dan en la ecología por causa del calentamiento global no están aislados sino que se encuentran claramente interrelacionados con cierto tipo de estructuras sociales, patrones de consumo, sistemas de producción, modelo económico, etc.

Sin embargo, en general, los economistas (especialmente los ortodoxos) no presumen que tienen que saber eso. Se considera a la ecología como un tema “exógeno” o meramente un “tópico aplicado”. Ahora, ¿qué pasaría con la economía si se acaba el proceso de fotosíntesis el día de mañana? ¿o si se acaban todas las reservas de petróleo? ¿dónde estarían los economistas si el día de mañana ya no entra más luz solar a la tierra? Todo ello tendría efectos estructurales, catastróficos y sistémicos sobre la economía, pero la gran parte de la teoría económica convencional se desarrolla  en un inmenso mar de ignorancia sobre esos temas.

De otro lado, tenemos el tema de los tratados, convenios o acuerdos a los que han buscado llegar los países para mitigar y/o hacer frente al calentamiento global. Aquí se hace presente fuertemente una cuestión: el calentamiento global es un problema global, de todo el planeta. Ahora bien, un problema de todo el planeta ¿puede ser consistentemente solucionado por gobiernos que cambian cada 5 años o cada 4 años y que sólo toman decisiones para un pequeño sector del mundo? Aunque hay algunos gobiernos que son más influyentes que otros, ¿verdad? Como Estados Unidos, por ejemplo, pero… sucede que Estados Unidos no suscribió el protocolo de Kioto para reducción de emisiones contaminantes pese a que es responsable del 25% del total de emisiones del mundo de acuerdo con los datos que presenta Joseph Stiglitz en su libro Cómo Hacer que Funcione la Globalización.


Y la cosa no es muy distinta al otro lado del espectro geopolítico. China, emprendiendo su proceso  de  desarrollo, también lo está haciendo de un modo “gigantista” sumamente depredador y contaminante que está  afectando a gran escala el planeta. Simplemente no podemos seguir con el mismo patrón de producción y consumo: o reorientamos voluntariamente la economía en favor de la ecología o, en un futuro no muy lejano, la ecología “nos obligará” a reorientar la economía en contra nuestra (la crisis económica que se podría derivar de un desastre ecológico planetario de seguro sería mucho peor que la que tenemos actualmente).

1 comentarios:

Anónimo dijo...

El articulista muestra como en lo del calentamiento global tanto capitalistas como dizque socialistas o comunistas actúan igual (los extremos se juntan). ¿Solo de lo implícito en el pensamiento cristiano ("ama a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo") podrá sobrevenir una actitud responsable al respecto?.