lunes, 27 de julio de 2015


Ilustres y considerados lectores, un día más me hallo dispuesto a proseguir con mi crucial menester articulista. Exhausto y estupefacto por lo acontecido en los últimos tiempos en España, me veo en la firme obligación moral de examinar de manera general los actos pertrechados por los podemitas de turno, que para nuestra desgracia ya gobiernan instituciones municipales y forman parte de gobiernos regionales. En su escaso tiempo de gobierno, los españoles hemos sidos fieles testigos de su incompetencia y clarividente carencia de atributos en aras de regir las instituciones para las que han sido electos. Esto es lo que sucede cuando la ciudadanía es engañada vilmente por el pernicioso populismo barato. Esta falaz herramienta de manipulación masiva puede elevar a presidente de una nación a un simple fanfarrón. Tómese como ejemplo al dictador venezolano, Nicolás Maduro, que roza el analfabetismo y ha arribado a la presidencia del gobierno bolivariano de Venezuela por la gracia del difunto perturbado: Hugo Chávez. Antes de su muerte, este utópico dictador nombró a Maduro sucesor directo en la jefatura del estado. El chavismo-madurismo concede una explicación lógica y democrática a este suceso, alegando que en las elecciones generales celebradas tras la muerte del dictador Chávez el pueblo venezolano votó en mayoría al conductor de autobuses: Nicolás Maduro. Muchos lo hicieron como consecuencia de un colosal lavado cerebral, pero espíritus fuertes resistieron heroicamente y no cayeron en "las redes del fraude". Empero, las elecciones fueron una auténtica y escandalosa farsa, propia de un régimen que necesita fingir para legitimar su permanencia.

Manuela Carmena, Ada Colau y otros impresentables... se han convertido desafortunadamente en alcaldes de grandes ciudades de la geografía española. Madrid ha sucumbido, cayendo en las fauces del comunismo podemita. Carmena, una alcaldesa con un historial deleznable, ha escogido a unos concejales de su misma e incluso peor calaña. Ediles irrespetuosos y comunistoides que pretenden convertir Madrid en una ciudad-laboratorio para experimentar el proyecto comunista que su líder Pablo Iglesias anhela implantar en toda España si gana las elecciones generales. Sin embargo, la cuadrilla local madrileña no es la única que es motivo de vergüenza para los españoles cuerdos, pues la impredecible Ada Colau también ha conseguido mediante "coaliciones extrañas" que no representan a la mayoría, hacerse con el bastón de mando de la emblemática ciudad de Barcelona. Los independentistas no han dudado en conceder su apoyo a la mujer de "El Batman de la vivienda". Una señorita que ganó popularidad a raíz de su ferviente lucha en contra de los desahucios. No obstante, en su breve historial de alcaldesa ya ha ejecutado un desahucio; ¿las paradojas de la existencia?,¿la hipocresía encarnada? Para colmo, la nueva "Todopoderosa de Barcelona" no ha hesitado lo más mínimo en incumplir la ley quitando un busto del Rey emérito Don Juan Carlos I de Borbón, amén de retirar también un cuadro puesto en sustitución de nuestro actual rey, Su Majestad Felipe VI. Todo individuo ducho en la ley, conocerá la obligatoriedad de la presencia de un busto o imagen del jefe del estado en todos los salones de plenos consistoriales, por consiguiente la señorita Colau habría de ser denunciada y sancionada por incumplir la ley. Es legítimo que "esta Don Nadie" anhele una república para España o Cataluña -no se conoce si es independentista...-, pero, ha de recordar que por el momento España es un reino con una monarquía parlamentaria.

No hemos de obviar, en absoluto, al nuevo y "original" alcalde de Cádiz, "El Kichi", sí, ese alcalde que no sabe como se gestiona un ayuntamiento y tiene a los técnicos municipales al borde de un ataque de nervios. Éste infeliz ha retirado del despacho de la alcaldía gaditana el retrato del Rey emérito Don Juan Carlos I, para colocar en su lugar uno del anarquista Fermín Salvochea, alcalde de la capital gaditana durante la primera república española. ¿Acaso queremos una España gobernada por tipos como Manuela Carmena, Ada Colau o el "El Kichi" entre otros? Pablo Iglesias y sus camaradas no pueden aportar "aire fresco" a nuestra joven democracia, ni siquiera tienen la llave para su regeneración: ya que su ideología marxista-leninista es primitiva, anacrónica y antidemocrática.

No es asunto baladí el reavivado odio gerracivilista hacia la Iglesia Católica, cortesía de "los vengadores vencidos". Aquellos que hayan estudiado un mínimo de historia conocerán la aversión cristiana promovida por el "sumo sacerdote de la calamidad": Karl Marx. La Iglesia es humillada reiteradamente por los hipócritas comunistas que ven en ella un enemigo al que neutralizar. ¡Pobre de ellos, pues jamás conseguirán acabar con la Iglesia que Cristo fundó!¡Su ingeniería social jamás podrá arrebatar a los cristianos el amor que sienten por El Redentor! La congregación de pseudo-sabios podemitas, liderada por Pablo Iglesias Turrión: un señor que siempre ha tenido en alta estima el régimen bolivariano de Venezuela, así como el cubano, ¿qué se puede esperar de él y sus esbirros? ¡Pablo Iglesias, súbditos y asociados no tienen cabida en nuestra gloriosa España!

Artículo escrito por Jesús Kuicast.
https://twitter.com/jesuskuicast

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por decir verdades Kuicast!! Saludos desde Venezuela